Los juramentos para vencer los vicios son bastante solicitados por los feligreses sobre todo cuando desean dejar de ingerir alcohol, cigarro o sustancias nocivas para la salud, como lo son las drogas, por lo que Miguel Peña, padre de la parroquia de la Asunción de María, ubicada en la capital hidalguense, refirió que al recinto religioso acuden a diario al menos tres o cuatro personas a solicitar este tipo de ayuda.
En entrevista para El Sol de Hidalgo, el párroco refirió que los juramentos son algo que se hace desde la antigüedad y sirven para “hacer algo bueno o dejar de hacer algo malo”, por lo que es de suma importancia que se tenga respeto a Dios y siempre se cumpla lo que se promete: “Antes de la misma iglesia católica ya existían juramentos en el Nuevo Testamento, que era comprometerse”, dijo.
En la actualidad, este tipo de recurso es empleado por los católicos para poner un alto a diversos excesos, el principal es el alcohol; sin embargo, el actual sacerdote de la Asunción, explicó que aunque muchos lo hacen solo por estar bien un tiempo, estas acciones deben de encaminarse a tener estilos de vida saludables.
“Lo hacen porque dicen ya me pase, ya ofendí, entonces me freno y después le sigo, pocos son los que lo hacen para dejar de tomar, incluso les digo, vas a terminar tu juramento, no vayas a festejar con una borrachera”, contó.
A pesar de que son más hombres que mujeres las que recurren a este tipo de actos, el párroco refirió que cada vez son más personas jóvenes las que se acercan a solicitarle un juramento, normalmente ciudadanos de entre 20 y 30 años, quienes arrepentidos, buscan en Dios y en la Virgen de Guadalupe, una ayuda para no caer en excesos: “A veces somos débiles, flaqueamos mucho, los amigos insisten y sacando una imagen les dices estoy jurado, no puedo y como que todavía hay ese respeto a lo sagrado, entonces de ahí se valen…aquí diario tres o cuatro juramentos”, detalló.
Los feligreses que deseen este tipo de apoyo divino, solo necesitan estar seguros de su decisión, tener fe, refugiarse en la oración para no romper su juramento y acercarse al recinto religioso después de la homilía, para que el sacerdote les ayude a hacer su consagración, para la cual no se pide más que una cooperación voluntaria: “No se les impone un tiempo…se les da una orientación, se les explica en que consiste, es un compromiso serio con Dios, nada de un traguito, una cervecita; en lo que llevo aquí no ha habido nadie que se acerque a decirme rompí un juramento”, externó.
En ese sentido, Miguel Peña explicó que en caso de romper algún juramento no hay una amonestación en particular, que todo se basa en una atención personalizada, por lo que solo se les llama la atención, y aclaró que no es válido ningún tipo de permiso para romperlo, sobre todo si tiene que ver con remuneraciones económicas: “Eso es totalmente condenable, no se puede hacer eso, si algún sacerdote lo llega a hacer, con Dios lo va a pagar”, finalizó.