La eutanasia es parte del derecho humano a tener una muerte digna y existen diferentes medios para lograrla, sin sufrimiento y de acuerdo con los valores de la persona. Y mientras que solo en siete países del mundo es legal, en México se permite la decisión de suspender o rechazar tratamientos que prolongan la vida y los cuidados paliativos.
Así lo afirmó Asunción Álvarez del Río, profesora e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, quien al legislar en la materia, consideró: “Hay que saber que un derecho no es obligación, no se tiene que pedir si no se quiere; pero no se puede imponer a los demás que no la puedan pedir”.
Explica que la eutanasia no se ha legislado en más lugares del mundo porque “nos cuesta mucho trabajo hablar de la muerte y pensar que podemos querer morir en algún momento, también por asuntos religiosos; muchas veces porque hay grupos de poder que quieren imponer una visión religiosa a todos por igual, en lugar de dejar que cada quien, en conciencia, una vez que algo es legal, decida si lo usa o no, siguiendo su conciencia y los lineamientos de su religión, si la tiene o no”.
Comentó que se ha obstaculizado la legislación de la eutanasia por las creencias de personas que tienen la capacidad para intervenir en las políticas públicas de los países e impedir que legislaciones la aprueben.
Es un tópico complicado: en algunas personas impera la idea de que va en contra de Dios y, si son religiosos, piensan que esto es algo malo, “y así se vende, no como una decisión personal, sino como algo que deciden algunos sobre otros”.
Para la doctora en bioética no hemos discutido suficiente sobre lo que significa tener libertad al final de la vida, porque eso representa la eutanasia: que alguien sepa que puede seguir viviendo con la confianza de que cuando las cosas se ponen muy mal, pueda dejar de sufrir.
Explicó que trata de una acción que se realiza en el contexto de la atención médica, en la cual un especialista de la salud causa la muerte de un paciente mediante una inyección de medicamentos que la producen de manera rápida y sin dolor. Debe hacerse a petición del paciente porque está sufriendo y quiere acabar con esa situación.
Álvarez del Río dijo que está pendiente saber qué pasa cuando un paciente no se puede comunicar.