Para evaluar la efectividad del etiquetado frontal en alimentos y bebidas no alcohólicas que se venden en el país, y su impacto en los hábitos de consumo en la población, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) realiza un estudio dando seguimiento a un grupo de personas, por lo que estiman que dentro de uno o dos años habría resultados en la población.
El presidente de la Fundación para la Investigación y Educación en Salud Pública (FIESP) del INSP, el hidalguense Josué Vargas Olmos, indicó lo anterior y que no van a participar directamente en ello, pero sí van a analizar desde diferentes ángulos la información que arroje.
“Estará interesante esa evaluación que es de corte longitudinal y van a seguir a personas a través del tiempo para ver si se modificó su patrón de consumo derivado del nuevo etiquetado en los productos, obviamente se trata de un antes y un después”, añadió.
La nueva disposición sobre información nutrimental de los productos entró en vigor en junio bajo la Norma Oficial Mexicana (NOM-051) y en la evaluación se va incluir las mercancías con sello y sin sello, antes y después, y hasta lo que influyó la pandemia del Covid-19.
Un ejemplo en el impacto del nuevo etiquetado, es que había gente que consumía yogurt en el entendido que lo consideraba saludable, pero al aparecer la información conforme a la disposición vigente, advirtieron que tenía “un exceso de azucares” y optaron por dejarlo.
Otro aspecto que será determinante, es lo que han dicho los nutriólogos, que desde hace varios años la gente modificó sus hábitos alimentarios y aumentó drásticamente la ingesta de carbohidratos y calorías, no sólo en México que lidera en población con obesidad, sino en el mundo.