En la religión católica, la diferencia entre los Sacramentos y los Sacramentales radica en que los primeros fueron instituidos por Cristo y los segundos por la iglesia, siendo estos últimos, Signos Sagrados mediante los cuales se obtienen efectos espirituales por intercesión de la iglesia; entre ellos está el Santo Rosario.
De acuerdo a información difundida por la revista Desde la Fé, estos signos deben tratarse con respeto, algunos de ellos son las bendiciones, que son el medio en que los sacerdotes encomiendan a los fieles con Dios y éstos a sus hijos y el agua bendita que se utiliza principalmente en el Sacramento del Bautismo y en rituales religiosos para bendecir objetos y personas.
Otros objetos dentro de este grupo son las medallas, que expresan la confianza en Dios y la aceptación del cuidado de la Virgen o de los Santos; el pan bendito que se reparte el Jueves Santo al final de la Misa, como un recordatorio de la celebración de que Jesús dio su Cuerpo como Pan de Vida.
La ceniza impuesta el Miércoles al iniciar la Cuaresma, como símbolo de arrepentimiento y conversión también forma parte de ellos, así como las palmas llevadas a casa el Domingo de Ramos, recordando que Jesús es bienvenido en nuestro hogar como Salvador.
Asimismo, en este rubro se encuentran los escapularios, que comprometen a quienes los portan a cumplir con los deberes religiosos de la orden a la que pertenecen; el crucifijo que ayuda a reflexionar sobre el sacrificio que hizo Jesús en la Cruz; los cirios, velas y veladoras que se usan en la liturgia o en la oración, representando a Jesucristo como la Luz del Mundo y el Santo Rosario que es el más poderoso de los Sacramentales, mediante el cual los fieles hacen oración.
Los Sacramentos por su parte, provienen de la Gracia Divina, mediante ellos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio, se cree que los feligreses alcanzan la vida eterna.