Desde 2012 las corridas de toros en Hidalgo han sido consideradas como “patrimonio cultural inmaterial” por parte del Congreso local, por lo que se ha tratado de una celebración que se practica en la plaza de toros “Vicente Segura” en Pachuca de forma recurrente.
De acuerdo con la reforma constitucional local que declaró la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial, la “fiesta brava” es una práctica que se remonta en el estado a 1528, cuando comenzó a efectuarse en Tepeapulco, mientras que en Pachuca se desarrolló en el extinto lienzo charro “Nicolás Romero”, que se encontraba detrás de la Basílica Menor de Guadalupe “La Villita”.
En la actualidad hay 39 municipios que cuentan con una plaza de toros, aunado que se contabilizaron 19 ganaderías dedicadas a la crianza de toros de Lidia, aunado a que la modificación constitucional ha estado relacionada con la cultura de la entidad con distintos artistas como Agustín Lara, Rafael Gascón y Abundio Martínez, “El Hidalguense”.
Asimismo, sostiene que en el proceso económico de esta práctica participan las ganaderías, los toreros, matadores, novilleros y subalternos, así como las distintas empresas que gestionan las plazas de toros, por lo cual estas actividades fueron avaladas durante la administración de José Francisco Olvera Ruíz.