En 2025 y 2026 el gobierno federal pagará diferentes deudas y préstamos, uno de ellos el de Pemex por 50 mil millones de dólares, lo que implicará reducir el presupuesto de esos respectivos años destinado a los diferentes programas y actividades que ofrece a la población, informó el presidente del Colegio de Economistas de Hidalgo, Uriel Pérez Cervantes.
La federación cuando requiere cumplir con sus metas, pero no le alcanza el dinero que recibe por las diferentes vías (la más común es el ingreso de los contribuyentes), recurre a la contratación de créditos que se liquidan en el largo plazo, ya sea con la banca privada o de las institucionales como Nafin, que aplican intereses, explicó.
Esto conlleva que mientras llega una fecha de pago o realiza abonos a dicho empréstito, utilizará parte del dinero público para ello y que no podrá aplicar, por ejemplo, para el mantenimiento de las carreteras, si se decide usar de ese rubro, el gobierno federal determina de dónde va sacar el dinero, expuso.
Otro escenario es que contrate nueva deuda para pagar otra, si al llegar la fecha de liquidar y no hay los recursos, aunque apuntó que eso sale carísimo porque la federación obtiene el financiamiento de la banca privada y ésta su objetivo en ese instrumento es el lucro, no hay nada malo es lícito.
Uno de los varios compromisos que tiene para los dos años entrantes es los pasivos de Pemex que ascienden a 50 mil millones de dólares, un monto estratosférico, planteó que una alternativa es que hipoteque o empeñe el petróleo que extraiga a través de contratos y postergar el pago, que a la larga le saldrá más caro.
Aunado a lo anterior, dijo que el presupuesto programado para este 2024 incluye un déficit público de más del cinco por ciento, que se traduce en 1.9 billones de pesos que proyecta gastar de más el gobierno federal, dinero que no tiene, pero que habrá de encontrar los instrumentos monetarios para conseguirlos.
Por lo mismo, la deuda del gobierno aumentará.
Un año que apenas inicia, en el que habrá elecciones concurrentes, pronosticó un ambiente económico doméstico estable, que salvo por factores externos podría verse alterado y le represente menos ingresos a la tesorería federal.
Como podría ser la caída en los precios del petróleo y que también conlleva que las importaciones de gas y gasolina se van a disparar al alza, sin hacer un lado que comenzamos con un incremento en el costo de cigarros, bebidas gasificadas y combustibles.