La Real Academia Española (RAE) informó sobre la exclusión definitiva de los signos “ch” y “ll” del abecedario “ya que, en realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o grafemas que representan un solo fonema”.
En este sentido, la RAE explicó que la eliminación de los dígrafos “ch” y “ll” del inventario de letras del abecedario “no supone, en modo alguno, que desaparezcan del sistema gráfico del español”.
Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas: el dígrafo “ch” en representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo “ll” en representación del fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]).
“La novedad consiste, simplemente, en que dejan de contarse entre las letras del abecedario”, aseveró la RAE.
Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por estos dígrafos o que los contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente.
Por lo anterior, el abecedario del español queda así reducido a las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
La decisión de adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el décimo Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.