TULA DE ALLENDE, Hgo.- La muerte de palmeras datileras, muchas de ellas de más de 70 años de edad que daban identidad a algunos espacios y comunidades, tomó por sorpresa a los tulenses este año.
Las plantas, siempre verdes y frondosas, de pronto se tornaron cafés y comenzaron a languidecer hasta quedar convertidas en especie de lúgubres sombrillas. La causa: el picudo negro.
La plaga se propagó silenciosamente desde hace casi una década, y los expertos aseguran que no se puede salvar ya a las palmeras.
En junio se organizaron reuniones de información y talleres de capacitaciones para identificar plantas afectadas y preparar trampas con feromonas a efecto de atrapar al insecto y contener la propagación. Los ciudadanos gestionaron vacunas.
Del mismo modo realizaron un inventario de plantas afectadas, localizando 40, la mayoría en áreas públicas, en la franja de Tula-San Marcos-Cruz Azul, aunque se estima que son más de un centenar.
Las palmeras datileras son conocidas por tener larga vida, de hasta 200 años, por ello, ante la mortandad, ciudadanos y grupos de ambientalistas, entre ellos la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir, exigieron un plan de contención del picudo negro.
Según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en 2011 se detectó en la región Tula el picudo negro, pero estiman que llegó antes. Entre 2014 y 2015 el municipio de Tula fue alertado de la presencia del insecto, pero nada se hizo.