Este Jueves Santo, en el CERESO de Tulancingo, el Arzobispo Domingo Diaz Martínez dejó en claro que lastimar con el corazón, la mente y las manos solo hará que sucedan hechos desagradables, lo que propiciaría un vacío en el corazón de quien lo hace.
“No vale la pena pelearnos, maldecirnos y maltratarnos”, expresó en el marco del lavatorio de pies a 12 internos del centro penitenciario, donde celebró la Eucaristía, remembrando el pasaje bíblico de la Última Cena, la oración en el huerto y la aprehensión de Jesucristo.
Lavó y besos los pies a doce presos.
Los reclusos representaron a los 12 apóstoles.
Cabe citar qué previamente, vivieron un retiro junto a 60 de sus compañeros; apoyados y guiados por la Pastoral Penitenciaria.
El arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, sede de la provincia eclesiástica de Hidalgo, bendijo el pan que fue repartido entre los asistentes - presos y sus familiares, además de autoridades penitenciarias- en la Eucaristía.