/ lunes 8 de julio de 2024

Danza del Tlachiquero; un homenaje a este milenario oficio 

La coreografía de estilo teatralizado da cuenta de la labor de estos legendarios hombres encargados de extraer el aguamiel y que hicieron de esta región una de las más emblemáticas en la producción del pulque 

Creada por el maestro tepeapulquense Mario Martínez Peña, la Danza del Tlachiquero, nació por su ferviente deseo de que el Altiplano de Hidalgo, contara con una coreografía que diera identidad a sus pobladores y que revalorara las raíces en torno a la cultura del maguey y el pulque, rindiendo homenaje al tlachiquero, fue así que, en 2018, fruto de una investigación de cerca de tres décadas, concibió la música, la vestimenta y los movimientos de esta danza de estilo teatralizado.

El maestro de educación primaria y secundaria, quien además realizó estudios en el área de Educación Artística con énfasis en Danza Folclórica, explicó que, hijo de padres de Orizaba, Veracruz, nació en Ciudad Sahagún, luego de que sus papás se asentaron en Hidalgo en la década de los cincuenta, atraídos por la naciente industria en la comunidad de Irolo.

Fue así que realizó sus estudios de primaria en esta región del estado; sin embargo, la secundaria la efectuó en Orizaba Veracruz, y más tarde, se trasladó al estado de Puebla, donde estudió en la Escuela Normal Superior.

Cuando concluyó la carrera volvió a Tepeapulco y comenzó a impartir clases en diversas comunidades, su primera labor como docente fue en la comunidad de San Miguel Allende, ubicada en torno a la Laguna de Tecocomulco, después a Los Cides y finalmente a la cabecera municipal, acumulando 25 años como maestro de primaria y 23 en educación secundaria y más de 32 años de servicio.

Señaló que fue este bagaje le hizo sentir un profundo amor por la tierra que lo vio nacer.

“Cuando muy joven, en muchas ocasiones me quedaba toda la semana en la casa del maestro, más cuando llovía como ahorita porque se inundaban los caminos, esto me hizo convivir con la gente de la riviera desde mucho chico”.

Detalló que durante su vida como maestro siempre existieron los concursos de danza y baile, por lo que decidió entrar a Bellas Artes, en la capital del estado, donde, sus profesores fueron los “Guzmán-Valdés”, ampliamente conocidos en la Huasteca, quienes participaban tanto en los Carnavales, como en las fiestas de Xantolo y en las patronales que lo llevaron a conocer en primera persona las danzas tradicionales en Hidalgo.

Este proceso lo llevó a tener el deseo de crear una danza para los Llanos de Apan, por lo que comenzó una investigación documental, pero también a través de entrevistas que se convirtieron en el origen de la Danza del Tlachiquero.

“En la Altiplanicie no había manifestaciones dancísticas locales por la falta de grupos étnicos, aquí predominó el mestizaje, tampoco teníamos un bordado característico como en otras regiones de Hidalgo y por eso quise aportar este granito de arena”.

Señaló que su coreografía evoca las danzas teatralizadas de la Sierra Hidalguense, pero, dijo, da cuenta desde el momento en que el tlachiquero sale de su casa, hasta que recibe la visita de la tlacualera, la mujer que lleva “los sagrados alimentos” a su esposo.

A lo largo de 9 minutos con 20 segundos, los espectadores pueden ver como utiliza herramientas como el acocote y el raspador; como extrae el aguamiel y como lo coloca en las tinas de cuero, todo se cuenta, incluso cuando quita las puntas al maguey y está en contacto con el meyolote.

Respecto a la vestimenta, dijo, los tlachiqueros usan una camisa tipo pachuqueña, con una mascada amarrada a la cintura, con diversos tepulquines, como se le conoce a los bordados que ahora son autóctonos de esta región.

Las tlacualeras, dijo, llevan una blusa bordada con acocotes y otros utensilios empleados para la extracción del maguey, además de una falda verde con flores pequeñas de colores amarillo y violeta, además de un rebozo y una canasta de fibra de nopal característica de la región del Altiplano.

Explicó que en este proceso de investigación se encontró con Beto Ángeles, un mítico tlachiquero, que le regaló su voz y es a quien se escucha diciendo diversos versos y pregones a lo largo de la danza, que también cuenta con un sentido ritual y místico.

Por último, señaló que esta danza se presentó por primera vez en la Feria Patronal de Los Cides, en marzo de 2019, con un grupo infantil.


Creada por el maestro tepeapulquense Mario Martínez Peña, la Danza del Tlachiquero, nació por su ferviente deseo de que el Altiplano de Hidalgo, contara con una coreografía que diera identidad a sus pobladores y que revalorara las raíces en torno a la cultura del maguey y el pulque, rindiendo homenaje al tlachiquero, fue así que, en 2018, fruto de una investigación de cerca de tres décadas, concibió la música, la vestimenta y los movimientos de esta danza de estilo teatralizado.

El maestro de educación primaria y secundaria, quien además realizó estudios en el área de Educación Artística con énfasis en Danza Folclórica, explicó que, hijo de padres de Orizaba, Veracruz, nació en Ciudad Sahagún, luego de que sus papás se asentaron en Hidalgo en la década de los cincuenta, atraídos por la naciente industria en la comunidad de Irolo.

Fue así que realizó sus estudios de primaria en esta región del estado; sin embargo, la secundaria la efectuó en Orizaba Veracruz, y más tarde, se trasladó al estado de Puebla, donde estudió en la Escuela Normal Superior.

Cuando concluyó la carrera volvió a Tepeapulco y comenzó a impartir clases en diversas comunidades, su primera labor como docente fue en la comunidad de San Miguel Allende, ubicada en torno a la Laguna de Tecocomulco, después a Los Cides y finalmente a la cabecera municipal, acumulando 25 años como maestro de primaria y 23 en educación secundaria y más de 32 años de servicio.

Señaló que fue este bagaje le hizo sentir un profundo amor por la tierra que lo vio nacer.

“Cuando muy joven, en muchas ocasiones me quedaba toda la semana en la casa del maestro, más cuando llovía como ahorita porque se inundaban los caminos, esto me hizo convivir con la gente de la riviera desde mucho chico”.

Detalló que durante su vida como maestro siempre existieron los concursos de danza y baile, por lo que decidió entrar a Bellas Artes, en la capital del estado, donde, sus profesores fueron los “Guzmán-Valdés”, ampliamente conocidos en la Huasteca, quienes participaban tanto en los Carnavales, como en las fiestas de Xantolo y en las patronales que lo llevaron a conocer en primera persona las danzas tradicionales en Hidalgo.

Este proceso lo llevó a tener el deseo de crear una danza para los Llanos de Apan, por lo que comenzó una investigación documental, pero también a través de entrevistas que se convirtieron en el origen de la Danza del Tlachiquero.

“En la Altiplanicie no había manifestaciones dancísticas locales por la falta de grupos étnicos, aquí predominó el mestizaje, tampoco teníamos un bordado característico como en otras regiones de Hidalgo y por eso quise aportar este granito de arena”.

Señaló que su coreografía evoca las danzas teatralizadas de la Sierra Hidalguense, pero, dijo, da cuenta desde el momento en que el tlachiquero sale de su casa, hasta que recibe la visita de la tlacualera, la mujer que lleva “los sagrados alimentos” a su esposo.

A lo largo de 9 minutos con 20 segundos, los espectadores pueden ver como utiliza herramientas como el acocote y el raspador; como extrae el aguamiel y como lo coloca en las tinas de cuero, todo se cuenta, incluso cuando quita las puntas al maguey y está en contacto con el meyolote.

Respecto a la vestimenta, dijo, los tlachiqueros usan una camisa tipo pachuqueña, con una mascada amarrada a la cintura, con diversos tepulquines, como se le conoce a los bordados que ahora son autóctonos de esta región.

Las tlacualeras, dijo, llevan una blusa bordada con acocotes y otros utensilios empleados para la extracción del maguey, además de una falda verde con flores pequeñas de colores amarillo y violeta, además de un rebozo y una canasta de fibra de nopal característica de la región del Altiplano.

Explicó que en este proceso de investigación se encontró con Beto Ángeles, un mítico tlachiquero, que le regaló su voz y es a quien se escucha diciendo diversos versos y pregones a lo largo de la danza, que también cuenta con un sentido ritual y místico.

Por último, señaló que esta danza se presentó por primera vez en la Feria Patronal de Los Cides, en marzo de 2019, con un grupo infantil.


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