Desde los 13 años Gladis Peralta trabajó como empleada doméstica, también comenzó su vida como esposa y madre de familia. En su camino por intentar ser policía escuchó muchas veces un, “no sirves para esto”, hoy es abogada y titular de la Dirección de Seguridad Pública del municipio de San Felipe Orizatlán.
Entrevistada para el Sol de Hidalgo, Galdis comenta que vivió diez años casada, tras su separación, buscó otro empleo fuera de la limpieza de hogares, en fábricas, empresas u otras, sin conseguirlo. También le nació la inquietud por ser policía.
Ingresó documentación para la Policía Municipal de Pachuca, su ciudad natal, pero no aprobó los exámenes de control y confianza. Ya tenía 24 años y anímicamente se decaía por no conseguir un trabajo ni poder vestir el uniforme de policía, aunado a ello, le lastimaban los recuerdos de la gente que no creía en ella.
Al tiempo logró entrar bajo contrato a la Policía capitalina, situación que la llevó a dejar a su madre al cuidado de su hijo, mientras se enfrentaba, ya dentro de la corporación, a actos discriminatorios y denigrantes por parte de sus compañeros, pues aseguraban que no tenía facultades para ser policía. Formó parte de la agrupación de proximidad llamada “Pegasos” por dos años, tiempo en el que logró terminar el bachillerato.
Salió de esa corporación y nuevamente volvió a un trabajo fuera del que quería, ahora probando suerte como cajera en una tienda departamental, sin embargo, también aprovechó para iniciar una carrera universitaria, inmersa en el Derecho.
En ese tiempo se abrió la brecha para que ingresara documentación al Instituto de Formación Profesional (IFP), sitio en el que lograría formarse como cadete de la Policía Estatal, instancia que posteriormente le ofreció laborar y crecer profesionalmente.
Previo a conseguir una licenciatura y ser policía profesional, las noches fueron pesadas, cumplía un rol de madre, estudiante y policía, pero estaba demostrando a ella y a otras personas, que no era la mujer que jamás podría vestir un uniforme de policía.
Ya formando parte de un área de la Policía Estatal, en septiembre de 2020 la nombraron titular de la Policía Municipal de Mineral del Monte por el tiempo que duró el Concejo Interino, tres meses aproximadamente.
Ahora el reto era ser aceptada por los compañeros, tanto hombres como mujeres; pues no es común que en un cargo regularmente ocupado por varones ahora fuera encabezado por una mujer, se notó con los compañeros y con la misma sociedad, dijo.
Al cumplir el ciclo del Concejo Municipal, la invitaron a ser jefa policial en el municipio de San Felipe Orizatlán, en la Huasteca Hidalguense, donde trabaja con un estado de fuerza de 75 elementos, de los cuales, solo dos son mujeres. Un municipio donde prevalecen los usos y costumbres, donde en pleno 2021 los hombres sacan la casta por la familia y las mujeres aguardan en casa para hacerse cargo del cuidado de los hijos y los quehaceres domésticos.