La inflación en diversos productos de consumo alimenticio o de higiene ha generado que los compradores comparen los precios en supermercados, mercados, tiendas de conveniencia, tianguis y tienditas de la esquina antes de adquirirlos, con la finalidad de obtener un ahorro, que de peso en peso, hace la diferencia en la cuenta total.
Uno de los productos esenciales para una dieta balanceada es el huevo cuyo costo en tiendas pequeñas es de 48 a 60 pesos el kilo y a pesar de que el precio depende de la marca y el tamaño, algunas personas optan por llevarlo de los supermercados, debido a que viene empaquetado, lo que asegura no solo el modo de traslado, sino también que el gramaje sea un poco más adecuado; su costo oscila entre 89.50 y 90.50 pesos con 30 piezas de la marca San Juan, que son aproximadamente dos kilos.
Por su parte, el kilo de tortilla de maíz tiene un precio de entre 23 y 24 pesos en los locales y de 14 a 16 pesos en los supermercados, haciendo que los compradores opten por esta última opción aunque la calidad entre uno y otro lugar sea visiblemente distinta; lo contrario pasa con el arroz y el frijol, que es mayormente vendido por medios o kilos completos en las tiendas cotidianas en lugar de los supermercados donde las bolsas de 900 gramos son vendidas desde 17 hasta 23 pesos de ambos productos.
En cuanto a la proteína animal, el kilo de la pierna y muslo tiene un costo en las cadenas comerciales de entre 42 y 48 pesos, cantidad que en las pollerías de mercados y colonias puede ser mayor, sin embargo, ofrece a los consumidores mejor calidad del producto debido a su frescura y nula congelación; lo mismo ocurre con el bistec de res, cuyo precio por kilo en los supermercados es de 184 hasta 204 pesos.
El aceite también ha tenido un aumento significativo, al recorrer las tiendas de conveniencia y los locales se observó que las botellas más económicas cuestan entre 48 y 54 pesos.