Como parte de las actividades de Semana Santa, diversos recintos religiosos llevaron a cabo el acto litúrgico comunitario de la Unción de los Enfermos, que consiste en la imposición de manos y en algunos casos, en la colocación de aceite de oliva bendecido.

En la Parroquia de la Asunción de María Santísima, la más antigua de la capital hidalguense, se congregaron diversas personas, en su mayoría adultos mayores que padecen alguna enfermedad, para escuchar misa, confesarse y ser ungidos por el Pbro. Miguel Peña, quién luego de celebrar los Sagrados Misterios y dirigir la lectura según San Juan, se acercó a los asistentes para hacer el acto de la imposición de manos en su cabeza:

"Esta misa en la que hemos hecho la recepción de los Santos Óleos en nuestra Parroquia nos recuerda la fragilidad humana, cuando gozamos de juventud y salud, creemos que todo lo podemos, pero cuando llega la enfermedad o la vejez nos damos cuenta de la limitación", dijo.

En ese tenor, el sacerdote refirió que aunque es difícil aceptar y vivir la enfermedad, no se debe renegar de Dios: "Quiere hacer su voluntad en la tierra como en el cielo y nos cuesta dejar que haga su voluntad pero la enfermedad no es un castigo ni un modo de desquitarse, por eso murió en la cruz, porque el sufrimiento es parte de la vida", explicó.

Asimismo, en la Parroquia de San Francisco, los feligreses acudieron a escuchar la palabra de Dios; la homilía fue presidida por el Pbro. Marciano Reyes García, quien marcó con el también llamado Crismal -en honor a Cristo- a los asistentes enfermos, los cuales llegaron en silla de ruedas, bastón y andaderas, acompañados en su mayoría de un familiar.

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El Sacramento de la Unción, consiste en signar con Óleo Sagrado a los enfermos, ya sea por su condición de salud, su edad avanzada o por estar en peligro de muerte, el cual, fue preparado y bendecido anteriormente en la Misa Crismal de la Catedral de Tulancingo, con la finalidad de brindar salud física y espiritual a los feligreses.