La suspensión de las clases presenciales obedece a una decisión adultoconcentrista, discriminador y niñofóbico, porque no toma en cuenta a las infancias en su formación emocional, mental y educativa, consideró Ingrid Guerrero, terapeuta y presidenta de la asociación civil Yo Te Creo. La activista expresó estar preocupada por la medida de cierre de escuelas, porque se piensa en la salud de las infancias con una mirada reduccionista, ya que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es un estado de bienestar psicosocioemocional y no solamente físico. "Se ha demostrado que mueren más niñas y niños por violencia dentro de sus casas que por Covid-19. En este sentido, la salud de las infancias está siendo seriamente afectada, correría el riesgo la apertura de las escuelas para el siguiente ciclo escolar, si las autoridades no toman en cuenta a las infancias".
Lamentó que las autoridades de Educación y Salud toman decisiones basada en contagios, sin considerar otros aspectos de salud, como el incremento de la violencia en los hogares, provocando daños irreversibles a las hijas e hijos, porque muchas veces están confinados con personas que ejecutan los maltratos y agresiones hacia ellos. "Cerrar escuelas es una medida reduccionista, que atenta contra los derechos de la infancia porque discrimina, porque realmente los que contagiamos somos las personas adultas, no los infantes".
Ingrid Guerrero propuso que una de las medidas más efectivas para evitar mayor daño a la niñez es generar mayor seguridad a las infancias y otorgarles las herramientas de participación política social para su bienestar. Así también continuar con la estrategia de vacunación contra el Covid-19, sin cerrar las escuelas que significan un espacio de salud física y mental, porque las maestras son las primera en conocer los espacios en que se desenvuelven sus alumnos.