El calendario católico designa el 1 de noviembre como el ‘Día de Todos los Santos’, una fecha en que se conmemora a todos los seres que han alcanzado la salvación debido a su gloria y honor, mientras que el 2 de noviembre es considerado el ‘Día de los Fieles Difuntos’.

En ese sentido, la iglesia recomienda a los creyentes, hacer oración por los mártires, por los santos y por el resto de los fieles que necesitan las plegarias para alcanzar la gloria eterna.

Independientemente del ritual de poner la ofrenda, prender las veladoras y poner los alimentos en el altar, pide a los fieles, mandar a decir misa y asistir a ella, para que los seres que partieron queden libres de pecado.

Además, la institución refiere que la importancia de visitar las tumbas de los seres queridos fallecidos, va más allá de una costumbre, porque es un momento en que los dolientes pueden conectarse con la vida espiritual y entender el proceso de la muerte.

Colocar la ofrenda nos dará sosiego, poner los alimentos predilectos de la persona fallecida y adornar de manera colorida, nos traerá un poco de alegría; pero asistir a los panteones nos permitirá ver la pérdida de una manera real y con mayor resignación.