A partir de este miércoles, con el inicio de la Cuaresma, las ventas de la carne disminuirán paulatinamente entre un 15 y un 60 por ciento, conforme transcurran los días, hasta llegar a la Semana Mayor, cuando los expendios prácticamente cierran.
Lo anterior fue dado a conocer por los presidentes de la uniones, de Tablajeros de Pachuca, Joel Hernández Otamendi, y de Introductores de Ganado del Estado de Hidalgo, José Luis Baños Morales.
“En provincia la gente todavía tiene muy arraigadas sus costumbres religiosas, por eso el descenso de las ventas va de menos a más”, coincidieron en señalar.
Además, dieron a conocer que la mayoría de los expendios baja su consumo para venta, en virtud de que buscan comercializar siempre carne fresca, no refrigerada.
Baños Morales explicó que hasta hace tres años, cuando el sacrificio de los animales se llevaba a cabo en el rastro, el promedio de matanza era de 200 reses y 800 cerdos por semana.
En la actualidad, comentó, no se tiene una cifra oficial debido a que el rastro se encuentra cerrado.
Los introductores han tenido que emigrar a los centros de matanza de Tulancingo, Real del Monte y Actopan para poder abastecer a los consumidores de por lo menos 15 municipios.
Baños Morales y Hernández Otamendi señalaron que la Cuaresma es la época en que más descienden sus ventas, debido a la tradición religiosa de que no se debe comer carne.
Sin embargo, acusaron que los introductores de ganado y los tablajeros están enfrentando un grave problema, que es la entrada de carne clandestina al estado de Hidalgo.
“Ocasiona que nuestra ventas disminuyan hasta en un 30 por ciento, según la época del año”, expresaron.
Argumentaron que el producto que ingresa a la entidad lo hace como contrabando porque no reúne las mínimas características de calidad y control de salubridad.
Es transportada, dijeron, en vehículos particulares, y distribuida en la zona metropolitana de Pachuca sin que nadie haga algo para frenar el problema.