“Sinceramente es muy difícil la vida de un policía, sobre todo para quienes tenemos el rol de madres solteras, abrirse paso en una sociedad aun machista, dificulta mucho obtener oportunidades de crecimiento laboral, pues el seguir siendo consideradas como el sexo débil, trunca y dificulta el desarrollo de las mujeres en los cuerpos de seguridad en el estado”, concidieron en señalar tres de las 855 policías mujeres, tanto estatales como municipales, que actualmente desempeñan esta función en toda la entidad.
“Sacrificamos muchas cosas en este trabajo, por cierto poco remunerado, nos privamos de convivir con la familiar, de brindar tiempo a nuestros hijos y a nosotras mismas, pero la necesidad de llevar el sustento a nuestros hogares es más importante que cualquier otra aspecto”, reconoció Elizabeth Sandoval, Grisel Tovar y Abril Ávila, elementos activos de la policía municipal de Progreso de Obregón, adscritas en el área preventiva y de monitoreo, quienes permitieron conocer más de cerca a la mujer detrás del uniforme.
Con horarios de 24 por 24 y con un salario de apenas tres mil 500 pesos a la quincena, las oficiales que forman parte de una plantilla de 42 elementos en esta agrupación, en la que solo seis son mujeres, explican lo desgastante que resulta esta actividad de alto riesgo, sobre todo para las mujeres que en esta labor han encontrado una forma de vida y que diariamente exponen su integridad por salvaguardar la de los demás.
Desarrollarse y laborar en un ambiente predominantemente de hombres, apuntan, nunca será tarea fácil, pero afortunadamente explican, “en este municipio hemos encontrado el respaldo y apoyo de nuestros compañeros que nos cuidan y hacen que el trabajo sea menos pesado y peligroso, además del respeto que tenemos de las autoridades municipales y el propio director de la corporación, lo que nos hace sentir útiles e importantes”.
Sin embargo, admitieron, no todo es color de rosa, pues con incertidumbre y preocupación señalaron las faltas de garantías en el desempeño de su función, como sucede en la mayoría de municipios, pues no cuentan con un seguro de vida que en un momento dado proteja a sus familias en caso de que algo grave les llegara a pasar, además de la falta de atención médica adecuada para ellas y sus hijos, pues si bien el Ayuntamiento les cubre algunos gastos médicos, estos no son suficientes.
Aun con ello, mencionan, la satisfacción de servir a la ciudadanía compensa muchas cosas, aunque esto la mayor parte de la gente no lo sabe, en muchas ocasiones las personas insultan, agreden y denigran este noble trabajo sin razón de ser, “que realizamos honradamente, más por necesidad que por convicción, pero con el compromiso de proteger a la población cada turno que salimos de casa sin saber si regresaremos a ella recalcan”.
Las aspiraciones son muchas, cuentan, pero las oportunidades son pocas, reconocieron las servidoras públicas que ven muy lejana la posibilidad de algún día llegar a ocupar un cargo de mayor rango, lo que les permitiría aspirar a un ingreso mejor y por lo mismo un estatus de mayor jerarquía, pero se vale soñar con algún momento llegar a dirigir la corporación en la que ahora solo son parte de la tropa.
Actualmente y de acuerdo a cifras de autoridades estatales, Hidalgo cuanta con un estado de fuerza en activo de más de cinco mil 600 policías, mil 700 adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y tres mil 976 en los 84 municipios. De ellos, solo 855 son mujeres, según datos actualizados al último mes de este año.
Esto representa que son mujeres menos del 15 por ciento del total de efectivos de ambos niveles de gobierno, que desempeñan esta función en la que pareciera que las oportunidades para el sector femenil están vetadas, pues de esas casi mil femeninas que portan el uniforme dignamente y que diariamente se juegan la vida, solo cinco de ellas ocupan un puesto de responsabilidad de importancia: dos como delegadas regionales de la policía estatal en Tenango de Doria y Cuautepec, y tres más como Directoras de Seguridad Pública Municipal en las localidades de Tlanalapa, Tlaxcoapan y recientemente Santiago Tulantepec.