Feligreses de todas las edades se dieron cita el domingo 3 de diciembre en la Basílica Menor de Santa María de Guadalupe mejor conocida como La Villita en Pachuca, para bendecir sus coronas de Adviento; esta tradición da inicio al primer período del año litúrgico cristiano, lo que significa un tiempo de preparación ante el nacimiento del Niño Jesús.
Con gran respeto y fe, los fieles católicos llegaron uno a uno al recinto religioso ubicado sobre la avenida Benito Juárez, colonia Centro, con coronas de todos tamaños y gustos, algunas con los colores de vela tradicional y otras modificadas, hechas a mano o compradas, con la única intención de iniciar de manera correcta el periodo de reflexión.
El propósito del Evangelio del día estuvo encaminado a recordar a las familias la importancia de estar preparados para la llegada del Señor, por lo que se hizo referencia a San Marcos, capítulo 13, versículos 33 y 37, en los que Jesús dijo a sus discípulos:
“Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes…No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.
En ese sentido, se instó a los feligreses a recibir verdaderamente a Dios en su corazón, a escuchar sus revelaciones, a compartir, obedecer y seguir su voluntad, explicando a otros el significado del Reino de los Cielos a pesar de las realidades que nos rodean, por lo que después de las celebraciones Eucarísticas, los asistentes se acercaron conmovidos al altar a bendecir sus coronas de Adviento.
La tradicional corona de Adviento está plagada de diversos simbolismos, mientras que su estructura redonda significa la eternidad de Dios, las veladoras refieren la luz que disipa de las tinieblas, por lo que son encendidas cada semana; 3 de ellas deben ser lilas o moradas con la intención de reconocer nuestras faltas y la reconciliarnos con Dios; 1 rosa que se prende el tercer domingo y refleja la alegría por el nacimiento de Jesús y otra blanca para el centro, la cual se enciende en Navidad.