/ martes 21 de marzo de 2023

Atlantes de Tula: ¿Qué significan estas misteriosas figuras de piedra?

Las enormes esculturas de la cultura Tolteca se localizan en el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli de la zona arqueológica de Tula de Allende

Cuatro gigantes figuras antropomorfas elaboradas en piedra que se encuentran en la parte superior del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli o Estrella de la Mañana, (pirámide B) de la zona arqueológica de Tula, siguen despertando curiosidad y admiración de los visitantes. Son conocidos como los Atlantes de Tula y dan cuenta del gran poderío que alcanzó la Cultura Tolteca, pero pocos saben que representan.

La ciudad de Tula, fue la gran capital de la cultura Tolteca, una de las más esplendorosas que habitaron el Altiplano Central de México durante el periodo Posclásico, (900-1521 d.C) que vivió su momento de mayor esplendor entre los años 900 y 1000 d. C., y el resto material que se halló da cuenta de ello.

El arqueólogo Jorge R. Acosta encontró en 1940, cuatro esculturas que miden 4.6 metros de altura, alineadas sobre el edificio B, elaboradas en piedra, en relieve e incisión. Y algunas de sus secciones fueron halladas en la cala norte del Edificio B. Las piezas son idénticas, pintadas o con restos de pintura de color rojo, amarillo, azul y blanco y hoy son conocidas como los "Atlantes de Tula".

Las hipótesis de su función han sido numerosas, Jorge R. Acosta consideró que servían de soporte al techo de la construcción y por ello se las situó en la cima de la pirámide Tlahuizcalpantecuhtli.



Atlantes de Tula: Guerreros de Quetzalcóatl

Jorge R. Acosta identifica a los Atlantes de Tula, como "guerreros dedicados al culto de Quetzalcóatl en su manifestación como el planeta Venus o sea Tlahuizcalpantecuhtli". Y agrega, "esto queda manifiesto por las líneas rojas colocadas verticalmente sobre las piernas de los personajes, atributos inconfundibles de este dios."

Las figuras también conocidas como Colosos de Tula, muestran el alto nivel escultórico alcanzado por los Toltecas, destacan los arqueólogos, porque está compuesta de cuatro secciones embonadas por el sistema de caja y espiga. Su forma es la de un alargado prisma rectangular colocado verticalmente.

También te puede interesar: Solsticios y equinoccios: los movimientos detrás del cambio de estaciones

Estas esculturas, representan claramente a guerreros Toltecas con sus atavíos. Cabeza y cuerpo tienen el mismo ancho; el rostro es amplio y casi cuadrangular, su frente está cubierta en su mayor parte por el pelo, dispuesto a manera de fleco, de límites horizontales que descienden al sesgo sobre las sienes, y está señalado por finas estrías verticales.

Ostentan enorme orejeras rectangulares, si se ven de frente, con espigas para ajustarlas en las perforaciones de los lóbulos.. Les cubre el cuello una gargantilla formada por dos sartales de cuentas cilíndricas y al frente sobre la prenda rectangular llevan un pectoral de color amarillo en forma de mariposa.

A sus lados sobresalen ligeramente los brazos. Llevan discos en la espalda, brazaletes, portan un átlatl o lanzadardos en su mano derecha, un haz de flechas y un faldellín o delantal triangular bordado por una doble banda en relieve, con un gran cinturón anudado al frente.

También llevan sandalias de altas talones decoradas con serpientes emplumado de color rojo, amarillo y azul. Las sandalias ajustan al pie por medio de una correa que pasa por encima del empeine donde hay un gran adorno circular con líneas incisas.

Cuatro gigantes figuras antropomorfas elaboradas en piedra que se encuentran en la parte superior del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli o Estrella de la Mañana, (pirámide B) de la zona arqueológica de Tula, siguen despertando curiosidad y admiración de los visitantes. Son conocidos como los Atlantes de Tula y dan cuenta del gran poderío que alcanzó la Cultura Tolteca, pero pocos saben que representan.

La ciudad de Tula, fue la gran capital de la cultura Tolteca, una de las más esplendorosas que habitaron el Altiplano Central de México durante el periodo Posclásico, (900-1521 d.C) que vivió su momento de mayor esplendor entre los años 900 y 1000 d. C., y el resto material que se halló da cuenta de ello.

El arqueólogo Jorge R. Acosta encontró en 1940, cuatro esculturas que miden 4.6 metros de altura, alineadas sobre el edificio B, elaboradas en piedra, en relieve e incisión. Y algunas de sus secciones fueron halladas en la cala norte del Edificio B. Las piezas son idénticas, pintadas o con restos de pintura de color rojo, amarillo, azul y blanco y hoy son conocidas como los "Atlantes de Tula".

Las hipótesis de su función han sido numerosas, Jorge R. Acosta consideró que servían de soporte al techo de la construcción y por ello se las situó en la cima de la pirámide Tlahuizcalpantecuhtli.



Atlantes de Tula: Guerreros de Quetzalcóatl

Jorge R. Acosta identifica a los Atlantes de Tula, como "guerreros dedicados al culto de Quetzalcóatl en su manifestación como el planeta Venus o sea Tlahuizcalpantecuhtli". Y agrega, "esto queda manifiesto por las líneas rojas colocadas verticalmente sobre las piernas de los personajes, atributos inconfundibles de este dios."

Las figuras también conocidas como Colosos de Tula, muestran el alto nivel escultórico alcanzado por los Toltecas, destacan los arqueólogos, porque está compuesta de cuatro secciones embonadas por el sistema de caja y espiga. Su forma es la de un alargado prisma rectangular colocado verticalmente.

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Estas esculturas, representan claramente a guerreros Toltecas con sus atavíos. Cabeza y cuerpo tienen el mismo ancho; el rostro es amplio y casi cuadrangular, su frente está cubierta en su mayor parte por el pelo, dispuesto a manera de fleco, de límites horizontales que descienden al sesgo sobre las sienes, y está señalado por finas estrías verticales.

Ostentan enorme orejeras rectangulares, si se ven de frente, con espigas para ajustarlas en las perforaciones de los lóbulos.. Les cubre el cuello una gargantilla formada por dos sartales de cuentas cilíndricas y al frente sobre la prenda rectangular llevan un pectoral de color amarillo en forma de mariposa.

A sus lados sobresalen ligeramente los brazos. Llevan discos en la espalda, brazaletes, portan un átlatl o lanzadardos en su mano derecha, un haz de flechas y un faldellín o delantal triangular bordado por una doble banda en relieve, con un gran cinturón anudado al frente.

También llevan sandalias de altas talones decoradas con serpientes emplumado de color rojo, amarillo y azul. Las sandalias ajustan al pie por medio de una correa que pasa por encima del empeine donde hay un gran adorno circular con líneas incisas.

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