Domingo Díaz Martínez, arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, celebró la misa del cuarto domingo de Cuaresma en el claustro de la Catedral Metropolitana de Tulancingo. En la homilía de ayer, llevada a cabo a las 13:00 horas, reflexionó sobre los pasajes de la Biblia donde una persona ciega fue sanada por Jesús, de acuerdo con el Evangelio según San Juan 9, 1-41: “La enseñanza que deja es que debemos poner nuestra confianza en el Señor; creamos en él y obedezcamos la palabra”.
Continuó ante decenas de fieles que tomaron distancia y usaron el gel antibacterial que fue proporcionado al inicio de la liturgia: “Él ha venido a manifestarse de forma misericordiosa; Jesús llegó a realizar una misión importante y se mostró misericordioso con el ciego”. “Hay que ser como él, es el momento de ser así; si tu hermano no tiene agua, comida, medicina, compártelos; por favor, ayúdalo”.
Monseñor pidió hacer oración para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel descanso que tanto desea el corazón; además para que conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan en la Cruz de Cristo: “Y para que todos nosotros preservemos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos purificados e iluminados a las fiestas de Pascua que se acercan”.
Llamó a tener seguridad de que Dios está con nosotros en la situación que atraviesa el mundo ante la pandemia del coronavirus. “Pongamos nuestra confianza en el Señor, creamos en él, está pendiente de nosotros, obedezcamos su palabra”.