/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Apoyan a cuatro municipios a tomar decisiones sobre riesgos ambientales

A partir de julio, la Sociedad Ecologista Hidalguense, A.C., organismo no gubernamental (ONG), inició el proyecto de intervención en cuatro municipios del estado para apoyar a las comunidades que han sufrido los estragos ambientales por las actividades de la Minera Autlán. “No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas o protestas. Nuestro trabajo nos lleva de 6 a 9 meses para informar a los habitantes e implementar con ellos acciones para satisfacer sus prioridades ambientales”, señaló Marco Antonio Moreno Galván.

Explicó que el trabajo que realizan regularmente como ONG les lleva este tiempo porque son varias las acciones implementadas. “Entramos en contacto con las personas, desarrollamos actividades de información, comunicación y educación ambiental. Les informamos sobre los riesgos a los que se pueden enfrentar en sus comunidades y que pueden estar provocados por algunas empresas o por decisiones mal tomadas por el gobierno”.

Es a partir de ahí que comienzan a diseñar un programa de acción. “No llegamos con un programa ya hecho porque sería como imponerles, como decir que la propia comunidad no puede determinar sus prioridades ambientales”, señaló.

En algunos casos utilizan la información que tiene alrededor, como por ejemplo en este caso que están estableciendo la comunicación con comunidades de Tepehuacán de Guerrero, Molango, Zacualtipán y Tlanchinol, donde les estamos informando de los riesgos ambientales que representa la Minera Autlán en cuanto a los procesos de devastación que realiza con la explotación de los tajos a cielo abierto para extraer el manganeso, “pero también les informamos sobre los bosques de montaña, de los riesgos ambientales en la selva baja y media, y de cómo se encuentra amenazado el bosque de niebla de Tlanchinol”.

Marco Antonio Moreno agregó que igualmente van realizando actividades de comunicación ambiental que permita a la gente tener información adecuada y así que poder tomar decisiones, además de impulsar las acciones más permitentes. A la vez se aprovecha para desarrollar actividades educativas que tienen como fin que los habitantes no solo puedan participar en las demandas que se van construyendo, sino que también las puedan liberar, por ello también incluyen talleres de liderazgo comunitario e información ambiental, lo que promueve que vayan sumándose poco a poco.

“Es por eso que es un trabajo que tarda hasta 6 o nueve meses. No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas y protestas, donde solo una persona es protagonista. Ahorita lo que estamos haciendo es iniciar los procesos de comunicación ambiental en las comunidades de estos 4 municipios”, precisó el informante.

Pretenden impulsar por un lado la revisión de las actividades productivas de la Minera Autlán por parte de las autoridades ambientales. También revisar los estados que guardan los ecosistemas de la zona, que son 3: los bosques mesófilos, la selva baja y media, los ríos y los arroyos que pueden haber sido contaminados por las actividades de beneficio de manganeso de la empresa.

Todas estas acciones, afirmó, las realizan bajo condiciones de seguridad y cuidado que el momento demanda, porque “no podemos poner en riesgo a las comunidades al contagio del Covid-19. Estamos cuidando esa parte”, concluyó.

DATO:

“No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas o protestas. Nuestro trabajo nos lleva de 6 a 9 meses con las comunidades”, precisa la SEH

A partir de julio, la Sociedad Ecologista Hidalguense, A.C., organismo no gubernamental (ONG), inició el proyecto de intervención en cuatro municipios del estado para apoyar a las comunidades que han sufrido los estragos ambientales por las actividades de la Minera Autlán. “No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas o protestas. Nuestro trabajo nos lleva de 6 a 9 meses para informar a los habitantes e implementar con ellos acciones para satisfacer sus prioridades ambientales”, señaló Marco Antonio Moreno Galván.

Explicó que el trabajo que realizan regularmente como ONG les lleva este tiempo porque son varias las acciones implementadas. “Entramos en contacto con las personas, desarrollamos actividades de información, comunicación y educación ambiental. Les informamos sobre los riesgos a los que se pueden enfrentar en sus comunidades y que pueden estar provocados por algunas empresas o por decisiones mal tomadas por el gobierno”.

Es a partir de ahí que comienzan a diseñar un programa de acción. “No llegamos con un programa ya hecho porque sería como imponerles, como decir que la propia comunidad no puede determinar sus prioridades ambientales”, señaló.

En algunos casos utilizan la información que tiene alrededor, como por ejemplo en este caso que están estableciendo la comunicación con comunidades de Tepehuacán de Guerrero, Molango, Zacualtipán y Tlanchinol, donde les estamos informando de los riesgos ambientales que representa la Minera Autlán en cuanto a los procesos de devastación que realiza con la explotación de los tajos a cielo abierto para extraer el manganeso, “pero también les informamos sobre los bosques de montaña, de los riesgos ambientales en la selva baja y media, y de cómo se encuentra amenazado el bosque de niebla de Tlanchinol”.

Marco Antonio Moreno agregó que igualmente van realizando actividades de comunicación ambiental que permita a la gente tener información adecuada y así que poder tomar decisiones, además de impulsar las acciones más permitentes. A la vez se aprovecha para desarrollar actividades educativas que tienen como fin que los habitantes no solo puedan participar en las demandas que se van construyendo, sino que también las puedan liberar, por ello también incluyen talleres de liderazgo comunitario e información ambiental, lo que promueve que vayan sumándose poco a poco.

“Es por eso que es un trabajo que tarda hasta 6 o nueve meses. No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas y protestas, donde solo una persona es protagonista. Ahorita lo que estamos haciendo es iniciar los procesos de comunicación ambiental en las comunidades de estos 4 municipios”, precisó el informante.

Pretenden impulsar por un lado la revisión de las actividades productivas de la Minera Autlán por parte de las autoridades ambientales. También revisar los estados que guardan los ecosistemas de la zona, que son 3: los bosques mesófilos, la selva baja y media, los ríos y los arroyos que pueden haber sido contaminados por las actividades de beneficio de manganeso de la empresa.

Todas estas acciones, afirmó, las realizan bajo condiciones de seguridad y cuidado que el momento demanda, porque “no podemos poner en riesgo a las comunidades al contagio del Covid-19. Estamos cuidando esa parte”, concluyó.

DATO:

“No llegamos y plantamos banderas, ni hacemos marchas o protestas. Nuestro trabajo nos lleva de 6 a 9 meses con las comunidades”, precisa la SEH

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