Mineral del Monte tiene en Real del Monte su joya turística, pero antes del auge minero y de relevancia para los visitantes que llegan a Hidalgo, ni siquiera se le conocía con su actual nombre. En ese entonces era “Magohtsi” que se deriva del Otomí “Ma”, que significa altura y “Gohtsi”: paso o portezuelo, ya que justo era eso, un camino obligado de los que venían de la Huasteca o del señorío de Metztitlán para encaminarse a Tenochtitlán.
Magohtsi con el tiempo fue cambiando y con el descubrimiento de vetas de metales preciosos se establecieron importantes compañías mineras y cambia a Real del Monte dejando atrás el nombre característico de antes de la conquista española.
En la actualidad es uno de los emblemas de Hidalgo en cuanto a atracciones turísticas, la cercanía con la Ciudad de México lo convierte en blanco fácil de los visitantes, su clima frío para muchos es un plus que no pueden dejar pasar y en este mes de junio tendrán su Festival de la Plata.
También realizan el Festival del Paste y se lleva a cabo en octubre, destaca porque, al ser un platillo de herencia inglesa, participan panaderos ingleses quienes elaboran pastes de acuerdo a la receta original del estilo cornish.
De esta herencia británica podemos mencionar el Panteón Ingles, un sitio en que descansan los restos de los ingleses que ya no pudieron regresar a la patria pero sus últimas moradas están orientadas de manera que sus espíritus miren hacia el país donde nacieron.
También se documentó que en ese lugar fue el primer sitio donde el futbol nació en México, aunque sería Pachuca el sitio de mayor relevancia de este deporte y hou¡y se ostenta como cuna de este deporte, también legado de los británicos en Hidalgo, así como del Tenis.
Tal fue la importancia de Real del Monte que en sus calles se fraguó la primera huelga de América ante los abusos de los dueños de las minas que intentaron terminar con derechos laborales y beneficios económicos.
Real del Monte destaca por su arquitectura y clima, su gastronomía y artesanía en plata, por los senderos en bosques fríos, sus lugares de acampada y museos de sitio en antiguas minas, calles y callejones con esencia minera. Todo se conjuga para que el visitante se quede en el Pueblo Mágico más de lo previsto.