Los Tepulquines, cumplen catorce años de haber sido reconocidos como un bordado tradicional del Altiplano, desde entonces, diversas prendas de vestir, y blancos, son decoradas por mujeres de Tepeapulco con elementos que evocan la riqueza cultural del municipio, pero sobre todo que rinden tributo al maguey y el pulque.
Miguel Ángel Monroy, investigador y cronista local quien diera el sustento histórico e iconográfico de estas ornamentaciones creadas con hilo sobre tela, aseguró que las figuras que fueron seleccionadas honran el trabajo de los tlachiqueros y evocan el pasado prehispánico que se entremezcló con las grandes haciendas que hicieron de esta región la mayor productora de puque en México.
Recordó que fue durante la administración 2012-2016, que se comenzaron los trabajos de investigación tras los que más tarde se develó como artesanía local a los “Tepulquines” y se entregó el proyecto de la danza del Tlachiquero, como una coreografía de identidad local.
Hasta nuestros días, dijo, estas costuras de carácter tradicional sobreviven abriéndose un espacio entre las artesanías ancestrales cuyos adornos evocan además de la planta de las maravillas, como se le conoce al maguey, a artículos como quiotes, pencas, acocotes y otros elementos empleados para la extracción y creación del pulque.
Detalló que cada una de las imágenes distintivas está elaborada con una gama de hilos de cinco colores, los cuales fueron elegidos considerando la naturaleza de la región, con el objetivo de que tuvieran un sustento documental que refleja los colores de los cultivos y la vegetación bajo los rayos de el Sol.
Explicó que Marilena Trinidad Ruiz, es una de las precursoras de estas artesanías, quien junto con un grupo de alrededor de cinco bordadoras comenzó este tradicional bordado y quien ha logrado reunir a un grupo de hasta treinta artesanas.
Aseveró que tan pronto se recibió esta denominación desde el municipio estos bordados tepeapulquenses han formado parte de foros de difusión cultural, cumbres, festivales, eventos turísticos y ferias como la del Padre Jesús, además de que, algunas piezas, se han logrado vender en diversos países de Latinoamérica, de los Estados Unidos de Norteamérica y Europa.
También mencionó que estos grabados también se están llevando a otro tipo de piezas como la cerámica, a través de tazas y de elementos decorativos como manteles y empaques para electrodomésticos.
Por último, indicó que esperan que nuevos espacios se abran para poder comercializar estas piezas.