Para Josefina Rosas, responsable del área de agroecología de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo y miembro del movimiento “Sin maíz no hay país”, Hidalgo por su biodiversidad y climas tiene las condiciones para la conversión de un campo industrializado por las semillas y agroquímicos, a uno agroecológico amigable con el medio ambiente y no contaminante.
“La revolución verde es global y sí es posible la agricultura de otra forma y sustentable. Bajo la modalidad actual hay un costo ambiental inmerso, contaminante y que se le transfiere a los humanos, aunado que los gobiernos no optan por otros esquemas de producción”, afirmó.
Otra razón, es que detrás existen intereses comerciales de las empresas que concentran la venta de semillas y agroquímicos, los dueños de esas compañías no quieren ni fomentan la agroecología porque sus ganancias económicas disminuirían significativamente, señaló.
“Hay otra manera de producción alimentaria, preserva el medio ambiente y requiere apoyo del gobierno para masificarla, extenderla a más hectáreas, la agroecología y no se cae la producción como dicen, al contrario, claro que requiere de varios niveles de manejo técnico”, insistió.
Ella conoce de la biodiversidad del estado por su compañera de Semillas de Vida, Monserrat Téllez, quien vivió en Hidalgo un lapso, y con base en otras informaciones del tema, aseguró que como en otros estados y partes del mundo, la agroecología es la opción frente a un cambio climático que se vive con la escasez de lluvias que se traduce en sequías extensas en tiempo.
Este diario publicó en febrero, que aplicando técnicas sustentables y productos biológicos para sustituir agroquímicos en 200 hectáreas que cultivan 100 campesinos del Valle del Mezquital, inició la transición a la agroecología que permitirá cosechas de productos, en este caso maíz, más inocuo y menos dañino al consumidor.