Debe considerarse a las hijas e hijos como víctimas directas y no indirectas cuando se ejerce violencia vicaria, porque son convertidos en instrumento para causar daño o sufrimiento a la madre, expuso la diputada Lisset Marcelino.

Lo anterior al presentar la iniciativa con proyecto de decreto por el que se amplía el concepto de violencia vicaria. Argumento que las múltiples violencias que se ejercen contra las mujeres son visibles pero la tolerancia social impide ponerle freno.

“No debe admitirse la violencia contra las mujeres ni hijas e hijos. Si bien es cierto, la reforma presentada el 23 de mayo de 2022, reconoce un tipo de violencia vicaria, destacándola como una violencia machista contra las mujeres, ejercida por un hombre, sus familias o la pareja sentimental en una relación que sustenta la desigualdad y poder, con el fin de hacer creer a los hijos que la madre es malvada”.

Por ello, debe considerarse mayores elementos, ya que es importante las consecuencias y daños a los descendientes, porque son utilizados, “se debe considerar a hijas e hijos como víctimas directas y no indirectas, porque son convertidos en instrumento para causar daño o sufrimiento a la madre”.

Agregó que las mujeres que viven en este tipo de violencia han señalado que es igualmente extremo y atroz vivir sin sus hijas e hijos que vivir con los efectos que provoca una tortura.

La diputada mencionó, también, que viven la violencia institucional traducida en la impunidad, que es el resultado del no reconocimiento de la violencia vicaria en sus causas y efectos, de la falta de la perspectiva de género e infancia, que igualmente tiene sus consecuencias”, dijo.