El Cristo quemado del mercado municipal de Tulancingo tiene 22 años, y cuyo nombre se deriva de que venturosamente, gran parte de la imagen se salvó en un incendio que se registró en ese centro de abasto en febrero de 1997 y en el que la cruz donde se encontraba se calcinó.
La conflagración se registró de madrugada en el área donde se ubica la capilla, al parecer por un cortocircuito.
El comerciante Héctor Bravo, comentó que el Cristo fue donado por Juanita Ortega de Melo, una mujer altruista y creyente quien también acondicionó la capilla a donde diariamente llegan fieles a persignarse.
Una vez que comenzaron los trabajos para rehabilitar el lugar, se pensó en sustituir la imagen por una nueva, sin embargo, debido a que pese a la magnitud del incendio y a que de manera inexplicable la mayor parte del Cristo no registró gran daño, el entonces obispo Pedro Arandadíaz sugirió que se conservara y así se hizo.
La imagen a la que le faltan parte de las extremidades se encuentra entre otras de Santa Cecilia y la Virgen de Guadalupe.
El informante recordó que su papá, Luis Bravo comentó de los hechos a un conocido llamado Gustavo García Pelayo, y mediante ese testimonio compuso una oración al mencionado Cristo, la cual está escrita en la capilla.
Este espacio, finalmente comentó el comerciante, de manera frecuente es visitado por compradores y locatarios, además de que ahí se reúnen los creyentes cada Miércoles de Ceniza y previo al doce de diciembre a escuchar misa.