A pesar de la victoria, los Tuzos de Pachuca no pudieron revertir la ventaja de ida y cayeron en la final de la Liga MX, y a pesar de que el estadio Hidalgo lució a reventar, en la plaza Juárez también se reunió gente para ver el partido.
Conforme el encuentro se acercaba, los aficionados con playera blanquiazul se acercaban a las pantallas que se encontraban en el centro de la ciudad.
Con el gol de Romario Ibarra, la gente gritó el tanto y regresó la ilusión.
Con la mínima ventaja, los espectadores arengaron a su equipo con tímidos gritos hacia el equipo blanquiazul.
Sin embargo, la situación se tornó distinta con el penal para el Atlas, y ante la anotación de Julio Furch, casi todos guardaron silencio, excepto el puñado de aficionados rojinegros que se encontraban en el sitio
Precisamente con uno de ellos, quien portaba una bandera, fue amedrentado por aficionados del Pachuca para que omitiera su festejo.
Para el final de la primera parte, con el gol de Ibáñez, nuevamente la afición explotó y tomó un descanso, con la ilusión de remontar el marcador.
En la segunda parte, nuevamente los gritos de aliento hacia el Pachuca se hicieron presentes, pero con timidez, y a pesar de los intentos de un pequeño sector por animar el clima, mediante cantos del grupo de animación, el intento fue inutil.
Mientras Pachuca intentaba en el estadio, en la plaza solo se ahogaba el grito de gol, y aparecían las muestras de frustración entre los presentes.
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La alegría de la gente durante la parte complementaria fue la expulsión de Anibal Chalá, tras una certera entrada sobre Victor Guzmán, pero los Tuzos no entregaron más motivos para festejar.
Con el silbatazo final, solo un pequeño grupo vestido de rojinegro festejó con espumas, mientras la afición blanquiazul abandonaba el centro de la ciudad, después comenzar en el gozo y terminar en el pozo del subcampeonato.