A sus 20 años, Mario Yáñez es de los pocos árbitros de futbol del sector amateur en la región de Tulancingo.
Entrevistado al final de un encuentro, expresó que son pocos los silbantes que quedan ya es un trabajo no muy llamativo para los jóvenes y que el problema es mayor debido a que no existen centros de capacitación en Tulancingo y los más cercanos se encuentran en Pachuca o en la Ciudad de México.
“Los que quedan llevan muchos años silbando, pero que actualmente están escasos, yo me incliné por este oficio porque mi papá es árbitro y para solventar mis gastos de escuela”.
Esta situación –agregó- podría generar una crisis en las diferentes ligas.
El joven nazareno comentó que actualmente estudia animación y efectos visuales en la universidad.
Sobre el tema de la violencia en los terrenos de juego, comentó que los jugadores quisieran que todas las faltas se les marcaran a su favor.
“Siempre recibimos insultos y estamos expuestos a las agresiones físicas por parte de los futbolistas, sobre todo cuando hay algún expulsado y en estos casos al sacar la tarjeta roja hay que mostrarla lejos del jugador y nunca dejar de observarlo, ya que pueden dar un golpe por detrás.
Puntualizó que ocasionalmente se dan cursos de arbitraje y son los que aprovecha, sin embargo, estas capacitaciones son esporádicas.
Finalmente “el de negro” comentó que ser silbante es le representa una gran pasión y espera que más jóvenes como él se integren a esta rama del balompié.