Con una tanda de penales poco efectiva, y luego de unos 120 minutos a puro nervio, Javier Aguirre, el entrenador que le dio la primera estrella a los Tuzos del Pachuca, cayó este sábado en la final de la Copa del Rey, ante el Athletic de Bilbao, en partido celebrado en el Olìmpico de la Cartuja, en Sevilla.
Al más puro estilo de Aguirre a lo largo de esta temporada, el Mallorca buscó el arco rival con base en los balones parados, y a defender a capa y espada el marcador.
Y fue asì que pasó el compromiso, pues los de las Islas Baleares se fueron al frente al minuto 20, gracias a un tiro de Dani Rodrìguez, en un córner que tuvo muchos rebotes dentro del área, y en el que el esfèrico le cayó al camisa 14, que definió por la derecha del arco defendido por Agirrezabala.
A partir de ahí, el balón fue para los Leones Rojiblancos, que tuvieron en Nico Williams a su futbolista más desequilibrante, y la banda de la derecha fue la que mayores ocasiones le generó al equipo de Ernesto Valverde.
Con una defensa muy exigida, y un arquero que no dejaba que algún balón le superara, el equipo balear se quedó con la ventaja para el medio tiempo.
Sin cambios en la dinámica del partido, comenzó el complementario, con un equipo vasco que buscaba opciones ante un muro de nueve hombres que defendían el marco de Greif.
Fue a los 5 minutos que nuevamente Williams fue la clave, pues asistió por la derecha a Olhan Sancet, que se internó en el área para definir con un tiro cruzado, al que el guardameta no pudo llegar.
Con la igualdad, el equipo del Vasco Aguirre no cambió de formas, y alargó el juego lo más posible, y con drama llegó el final del tiempo regular.
El empate no se rompió en la media hora de regalo para los espectadores, aunque tanto Athletic como Mallorca tuvieron oportunidades para ganar el juego en el suplementario.
Tuvieron que llegar los penales, y con ello, la caída del espíritu del equipo del Vasco, pues a pesar de que Muriqi anotó el primero, Manuel Morlanes le entregó el balón al portero, y Nemanja Radonjic voló su tiro, y a pesar de que Antonio Sánchez Navarro fue efectivo, los cuatro tiradores de los Leones no fallaron.
Con el 4-2 en la tanda, el equipo de Vizcaya terminó una racha de 40 años sin levantar un título copero, y dejó a Aguirre con su segunda final de copa perdida, luego de que hace casi 20 años, también perdiera una, dirigiendo al Osasuna de Pamplona.