Como un detalle que no se puede explicar, es como consideró el pedalista hidalguense, olímpico en México 1968, Gabriel Cuéllar Valdez, el reconocimiento que le realizaron en el marco del Premio al Mérito Deportivo.
En entrevista, luego de entregado el gallardete, detalló que pensaba que el trabajo realizado sobre la bicicleta nunca sería visibilizado por el gobierno de la entidad.
“Hace poco me hicieron también un reconocimiento en Actopan, estuvo muy bonito, pero pensé que ese sería el máximo reconocimiento al que podría aspirar, pero llegó este y es una sensación muy bonita”, dijo.
Mientras tanto, acotó que le causa enorme nostalgia recordar cuando representó a México en los Juegos Olímpicos, en la edición de 1968, que tuvo como sede la Ciudad de México.
Y es que detalló que fue un honor representar al estado y su país, en la justa deportiva más importante del orbe, y sobre todo en la única que se ha celebrado en el país.
“Es algo increíble, porque los juegos son en tu tierra. Es una sensación que no podría yo comparar con nada, y te da mucho gusto contigo mismo, pero también con tu familia, porque, al final, ellos son la base de todo lo que hemos logrado”, apuntó.
Por otra parte, dijo que, a su consideración, el Premio al Mérito Deportivo es una ceremonia distinta a la del Premio Estatal del Deporte, pues esta es un gesto de unión entre todos los deportistas.
Gabriel Cuéllar Valdez es originario de Actopan, y además de su participación olímpica, tuvo previamente un boleto a Tokio 1964, al que no fue por motivos técnicos. También tuvo presencia en los Juegos Panamericanos, que se realizaron en Winnipeg, en 1967, y formó parte del equipo mexicano que disputó la Vuelta de la Paz, en Polonia