Con un ambiente distinto al de otras ocasiones, derivado de la ausencia de grupos de animación de parte del visitante, y la poca afluencia en el lado local, se vivió el Pachuca vs Pumas
De nada sirvieron las decenas de efectivos de la Policía Estatal en la zona sur del estadio, pues la porra de los Pumas anunciaron desde el jueves que no viajarían a la Bella Airosa; sin embargo, esto dio lugar a que el resto del estadio viviera este encuentro como hace tiempo no se hacía.
Faltando una hora para comenzar el encuentro, las inmediaciones del Huracán se veían sin mucha presencia de afición, en parte por el precio de los boletos, aunque la entrada lució mejor que en los encuentros pasados.
Con el comienzo del encuentro y un buen porcentaje de la grada ocupado comenzó el encuentro, y enseguida los Tuzos se pusieron en marcha con distintos ataques que pasaron por un lado, pero con el tradicional "uy" en la tribuna.
Llegó el minuto 18 y Nicolás Ibáñez remató de cabeza ante la mirada atónita de Julio González, y gran parte del público explotó. ¡"Tomen, gatos!" se escuchó en la grada; sin embargo, segundos más tarde, la anotación se anuló ante la incredulidad de unos y la felicidad de otros.
Por momentos, la visita amagaba con los cantos del grupo de animación; sin embargo, el ímpetu terminaba pronto y el estadio regresaba a la calma.
La parte final del primer tiempo transcurrió con muchos golpes en la cancha, acompañados de intentos del Pachuca, y con uno que otro revoltoso que tuvo que salir del estadio, acompañado por el personal de seguridad.
Para el complementario, nuevamente el público hizo su juego, pues con cada Goya de la afición de los Pumas, venía la respuesta de los locales.
Adentro del verde, llegaron movimientos, pero las redes seguían sin moverse, como esperando algo llamativo de cualquiera de los dos equipos para por fin despertar.
La noche cayó en el Miguel Hidalgo, y con ello, también parecía que se oscurecían las ideas a los 22 de la cancha, que intentaban con base en el físico, más que los pies, aunque uno que otro inadaptado tenía la loca idea de romper el empate.
Ante el comportamiento de los jugadores, fue el entrenador del Pachuca el que puso la intensidad, pero esta no se vio recompensada, y por el contrario, el juez le castigó con una amarilla.
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Fue Adrián Aldrete quien emuló a Almada, pero su excesiva efusividad tuvo como víctima a Kevin Álvarez y se fue a bañar temprano.
Si no hay emoción en los últimos minutos, no es un encuentro de Pachuca, y fue hasta entonces cuando ambos equipos se acordaron que el juego trataba de meter goles y no pegarse. fue Pachuca el que lo intentó más, pero se encontraron a Julio González, mientras que los Universitarios tuvieron en Óscar Ustari al enemigo de no obtener la victoria.
Con un final emocionante a un partido que no le pasaba nada, la gente que se dio cita en el estadio vivió un empate a cero, pero con un ambiente distinto en la tribuna.