Ángel Herrera, pionero del automovilismo en Hidalgo

Este domingo, el gran premio que lleva su nombre, en el autódromo Bosques El Ángel.

José Riveros / El Sol de Hidalgo

  · viernes 8 de marzo de 2024

Don Ángel Herrera, en su camioneta Ford, llamada Thor, corrió los cuartos de milla en el autódromo Hermanos Rodríguez / Jesús Riveros./ El Sol de Tulancingo

Ángel Herrera Yáñez se enamoró de los motores a los 12 años de edad, y a la postre edificaría, en la zona boscosa de Singuilucan, el autódromo Bosques El Ángel; donde este domingo arranca la temporada 2024 de la Champ & Track de automovilismo, el gran premio que lleva su nombre y con el cual se le conmemora a 11 años de su fallecimiento.

Su hijo, Héctor Herrera Castillo, empresario y ex piloto de motos y autos, lo recuerda como “un héroe y personaje de hierro, porque imponía su personalidad, pero tenía un corazón de chocolate”.

Héctor Herrera refirió que su padre fue una persona de trabajo, tesón y dedicación, quien desde pequeño tuvo que trabajar para salir adelante.

“Viene de orígenes muy humildes, nació en la comunidad de Sabanetas, en 1937, en el municipio de Singuilucan, Hidalgo. Su infancia la vivió con su abuela materna y desde muy pequeño le enseñaron a trabajar. Entonces él venía a Tulancingo a vender leña y tierra de monte, en burritos, a sus escasos siete años”, recordó.

De niño, emigró dos veces a los Estados Unidos de Norteamérica con sus tíos, de mojado, cruzando el río y los desiertos. Pero fue hasta los 12 años cuando ingresó a un taller mecánico y ahí inicia su pasión por los motores, en un taller de mecánica diesel.

Al volver nuevamente a Tulancingo, se metió de lleno en el oficio de la mecánica primero con el señor Severino García, quien le enseña todo lo referente a ellos.

“Su amor, su pasión por los motores lo llevan a querer modificar motores para que corrieran más”.

A los 16 años abrió el primer taller de mecánica diesel junto con el señor Gonzalo Montaño, en sociedad, pero después lo hace de forma independiente.

Aproximadamente a los 22 años empezó a participar en los eventos de cuarto de milla en la Ciudad de México, en el autódromo Hermanos Rodríguez, y ahí conoció personajes como Rodolfo Sánchez Noya, un ícono del automovilismo radiofónico.

Más tarde Ángel Herrera incursionó en carrera llamada Mecánica Nacional, que era la antesala a la Fórmula 1; además, participó en los circuitos callejeros del país.

Herrera Yáñez fue el introductor de los arrancones en Tulancingo, todos ellos canalizados con labor social, en favor de instituciones como Bomberos, Cruz Roja, asilos, por mencionar algunos.

Debido al éxito, por muchos años llevó los arrancones a diferentes lugares, sobre todo en las ferias patronales.

“Eduardo León, director de la carrera Panamericana, cuenta que por la condición económica que mi padre tenía, a veces era muy relegado del ámbito del automovilismo porque es un deporte para gente de dinero, entonces por ahí alguien le hizo un feo a mi padre y dijo: algún día yo voy a tener un autódromo, y lo cumplió”, narró Héctor.

Fue en 1985 cuando el autódromo entró en funciones y recibió su primera carrera oficial, con un campeonato de motociclismo.

“Fue una persona apasionada en todo lo que hacía, empieza como mecánico y la mecánica lo lleva a fundar un taller de rectificación, que actualmente tiene 65 años de historia; una empresa cien por ciento de Tulancingo, familiar y que desde 1959 ha generado empleos en esta ciudad, y un negocio con reconocimiento a nivel nacional”.

Ángel Herrera fue promotor e impulsor de muchas figuras en el automovilismo, como Pepe Montaño, quien después sería piloto en Nascar México.

“Por su condicionante, siempre fue una persona que le gustó ayudar, apoyar, fue empática, sensible hacia las necesidades de los demás”,

“Algo que tengo muy presente de él fue el enseñarme a hacer las cosas con pasión, a no rendirme, que no importa cuántas veces caer, sino cuántas te puedas levantar; creo que desde donde está me sigue guiando y es un ejemplo a seguir”, concluyó.


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