/ lunes 8 de abril de 2024

Águila Solitaria, de la parcela a leyenda del cuadrilátero

Se enamoró de la lucha libre y este deporte le ayudó a alcanzar sus sueños

Fue a los 16 años de edad que un joven salió de su natal pueblo, la comunidad de Las Ánimas, en el municipio de Cuautepec de Hinojosa, para buscar trabajo en la Ciudad de México, donde nueve años después, daría vida a uno de los luchadores más reconocidos del pancracio nacional: Águila Solitaria.

“En aquel tiempo ni sabía que existía la lucha libre, porque en aquellos años, Las Ánimas era una comunidad que contaba con tres o cuatro casitas retiradas, no había ni radio, ni televisión”, dijo en entrevista el legendario luchador.

Luego de estudiar primero y segundo año primaria, su padre comenzó a llevarlo a trabajar al campo, a cultivar, arar y sembrar.

Sin embargo se presentó la oportunidad de ir a la Ciudad de México para trabajar en un camión de redilas bajando material de construcción.

Tuvo que aguantar por muchos años, durmiendo incluso al interior de un automóvil en un taller de hojalatería y pintura; sin embargo decidió quedarse porque “en el pueblo no había nada que hacer”.

También trabajó como machetero, cargador, chofer, taxista, trailero por algunos años. Pero un amigo aficionado a la lucha libre, lo llevó a trabajar a Teléfonos de México y fue entonces cuando tuvo tiempo de ir al gimnasio.

Él solo quería hacer ejercicio, sin embargo, su amigo Francisco Sotelo, lo exhortó a entrenar la lucha libre.

Salvador “Hércules” Flores fue su maestro de lucha libre, quien lo hizo debutar profesionalmente y le aconsejó que apostará a lo grande, que hiciera el examen ante la comisión y obtuviera su licencia.

Tras hacer el examen, se afilió al sindicato de luchadores y empezó a luchar en diferentes plazas hasta llegar a la Empresa Mexicana de Lucha Libre, ahora Consejo Mundial (CMLL). Rafael Salamanca era el encargado de hacer los exámenes, y a los 15 días debutó en la Pista Revolución.

Estuvo dos años en primeras y segundas luchas, y pensando en no ser del montón, se puso como plazo un año para llegar a peleas estelares, sino se retiraba.

En 1978 luchó por primera vez en Tulancingo, en la Arena Afición, pero ese mismo año lo hace profesionalmente en la Pista Revolución de la Ciudad de México.

El evento que lo catapultó al estrellato fue la lucha conocida en ese entonces como “La Botana”, la cual se llevaba a cabo al final de la lucha estelar, cuando la gente empezaba a retirarse de las arenas.

Fue en la Arena México donde, en esa lucha, enfrentó a Vulcano, y para su sorpresa, la gente no se movió de sus asientos o se regresaron, disfrutaron el mano a mano e incluso, el hecho trascendió en los medios impresos como algo inédito, ya que la gente permaneció, pese a que en la pelea estelar estuvieron luchadores como El Santo y Blue Demon.

“Las cosas se fueron dando, y ahora tengo 20 máscaras ganadas en apuestas máscara contra máscara, en la división Welter fui campeón nacional y campeón mundial, el cual le gané a Fuerza Guerrera en la Arena Coliseo. Hicimos una tercia “Las Saetas del Ring, el Pantera, Ciclón Ramírez y yo, y fuimos campeones nacionales”.

La lucha libre le cumplió su sueño de conocer, de viajar por el país y parte del mundo, de enfrentar y alternar con figuras como Rayo de Jalisco, Mil Máscaras, Blue Demon, Kato Kung Lee, Fuerza Guerrera, entre otros.

“El público es el que manda, el que te da un lugar y el que me haya aceptado, es una de las mayores satisfacciones que me ha dado la lucha libre, además de conocer muchos lugares y por supuesto a mi esposa, que también es luchadora, Julissa”, subrayó.


Fue a los 16 años de edad que un joven salió de su natal pueblo, la comunidad de Las Ánimas, en el municipio de Cuautepec de Hinojosa, para buscar trabajo en la Ciudad de México, donde nueve años después, daría vida a uno de los luchadores más reconocidos del pancracio nacional: Águila Solitaria.

“En aquel tiempo ni sabía que existía la lucha libre, porque en aquellos años, Las Ánimas era una comunidad que contaba con tres o cuatro casitas retiradas, no había ni radio, ni televisión”, dijo en entrevista el legendario luchador.

Luego de estudiar primero y segundo año primaria, su padre comenzó a llevarlo a trabajar al campo, a cultivar, arar y sembrar.

Sin embargo se presentó la oportunidad de ir a la Ciudad de México para trabajar en un camión de redilas bajando material de construcción.

Tuvo que aguantar por muchos años, durmiendo incluso al interior de un automóvil en un taller de hojalatería y pintura; sin embargo decidió quedarse porque “en el pueblo no había nada que hacer”.

También trabajó como machetero, cargador, chofer, taxista, trailero por algunos años. Pero un amigo aficionado a la lucha libre, lo llevó a trabajar a Teléfonos de México y fue entonces cuando tuvo tiempo de ir al gimnasio.

Él solo quería hacer ejercicio, sin embargo, su amigo Francisco Sotelo, lo exhortó a entrenar la lucha libre.

Salvador “Hércules” Flores fue su maestro de lucha libre, quien lo hizo debutar profesionalmente y le aconsejó que apostará a lo grande, que hiciera el examen ante la comisión y obtuviera su licencia.

Tras hacer el examen, se afilió al sindicato de luchadores y empezó a luchar en diferentes plazas hasta llegar a la Empresa Mexicana de Lucha Libre, ahora Consejo Mundial (CMLL). Rafael Salamanca era el encargado de hacer los exámenes, y a los 15 días debutó en la Pista Revolución.

Estuvo dos años en primeras y segundas luchas, y pensando en no ser del montón, se puso como plazo un año para llegar a peleas estelares, sino se retiraba.

En 1978 luchó por primera vez en Tulancingo, en la Arena Afición, pero ese mismo año lo hace profesionalmente en la Pista Revolución de la Ciudad de México.

El evento que lo catapultó al estrellato fue la lucha conocida en ese entonces como “La Botana”, la cual se llevaba a cabo al final de la lucha estelar, cuando la gente empezaba a retirarse de las arenas.

Fue en la Arena México donde, en esa lucha, enfrentó a Vulcano, y para su sorpresa, la gente no se movió de sus asientos o se regresaron, disfrutaron el mano a mano e incluso, el hecho trascendió en los medios impresos como algo inédito, ya que la gente permaneció, pese a que en la pelea estelar estuvieron luchadores como El Santo y Blue Demon.

“Las cosas se fueron dando, y ahora tengo 20 máscaras ganadas en apuestas máscara contra máscara, en la división Welter fui campeón nacional y campeón mundial, el cual le gané a Fuerza Guerrera en la Arena Coliseo. Hicimos una tercia “Las Saetas del Ring, el Pantera, Ciclón Ramírez y yo, y fuimos campeones nacionales”.

La lucha libre le cumplió su sueño de conocer, de viajar por el país y parte del mundo, de enfrentar y alternar con figuras como Rayo de Jalisco, Mil Máscaras, Blue Demon, Kato Kung Lee, Fuerza Guerrera, entre otros.

“El público es el que manda, el que te da un lugar y el que me haya aceptado, es una de las mayores satisfacciones que me ha dado la lucha libre, además de conocer muchos lugares y por supuesto a mi esposa, que también es luchadora, Julissa”, subrayó.


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