/ sábado 10 de julio de 2021

Se estrenan dos dramas de la vida real en Cannes

La coproducción mexicana La civil debutó en la sección Una Cierta mirada; conmueve La fractura, drama sobre el movimiento Chalecos amarillos en Francia

CANNES. México figura como coproductor en cinco películas diseminadas en varias secciones del festival. Y en tres de ellas -todas en competencia- su temática no tiene nada que ver con México. Ya tuvimos una primera y desagradable experiencia con Annette la muy regular película de inauguración.

Hoy nos tocó en la segunda sección competitiva -Un Certain Regard- la película La civil de temática enteramente nacional con la que hace su debut como realizadora la joven rumana Teodora Ana Mihai. Se trata de una producción belga en su mayoría, rodada en México, donde la única aportación financiera nacional corre a cargo de Michel Franco, quien aparece en los créditos como coproductor, ya que de acuerdo al productor belga Hans Everaert la cinta no logró ser financiada por Foprocine. Menos mal diría yo al salir de la sala Debussy al término del estreno de la película. Desde antes del estreno me preguntaba porque una directora rumana se metía a contar una historia mexicana inspirada en hechos reales.

Aquella de una madre quien emprende, al no hacerle caso las autoridades, la búsqueda de su joven hija llevada por un cártel en un pequeño municipio azotado por los narcos y la presencia de los militares que los persiguen.

Mi pregunta quedó sin respuesta, a no ser que la directora y coguionista encontró en Mexico la ocasión para hablar de la precariedad de la gente humilde y de la corrupción que es tanto o aún más endémica en su propio país…

Mi pregunta del porqué resulta aún mas válida si consideramos que temáticas análogas han sido tratadas con fuerza y éxito por cineastas nacionales. Habrán entendido ya que esto no es el caso de la joven rumana. El tratamiento directoral resulta muy plano mientras que a nivel de guion la cosa es aún más patética. La madre interpretada por Arcelia Ramírez intenta encontrar el paradero de su hija desplegando dones de detective apoyada por un ex militar que persigue a los narcos…Si ustedes saben de un caso similar en la vida real muy agradecido seré que me lo dejan saber.

Las situaciones faltas de coherencia y de credibilidad a nivel de guion se multiplican conforme la película llega hasta la final a tal punto que hasta logran debilitar la única quizá auténtica y verosímil escena del film, aquella donde la madre acepta que su hija ya está muerta. Arcelia Ramírez viajo a Cannes y fue presentada al público junto con la directora y el productor belga antes del inicio de la función. Hacen lo mejor que puede, pero hay que aceptar que no pueden mucho en medio de este descalabro donde una madre/James Bond se lanza con el apoyo de los milicos a la búsqueda de la hija desaparecida.

UNA CINTA DE ÉPOCA

Igual de apreciaciones negativas merecería la coproducción francesa Benedetta del holandés Paul Verhoeven, bien conocido por su exitosa carrera en los Estados Unidos (Robocop, Total Recall, Starship Troopers) y por su creencia en el poder avasallador y casi revolucionario del sexo (recuérdese su famoso Instintos básicos con Sharon Stone).

Este último es el motor principal de Benedetta, inspirada en hechos reales ocurridos en el siglo 17 en un convento de monjas en Toscana, Italia. La película se desarrolla alrededor de la relación lesbiana entre la madre superiora y una novicia en un contexto donde se combina la realidad con la devoción mística. El problema reside en que ninguna de estas vertientes está adecuadamente desarrollada, no parecen creíbles, no crean empatía para los personajes y finalmente debilitan el final donde los habitantes se rebelan contra la opresión del iglesia.

FICCIÓN Y DOCUMENTAL

Muy diferente y en cualidad también la segunda producción francesa en competencia, La fractura donde la experimentada Catherine Corsini trata con dinamismo y convicción a través de una bien equilibrada mezcla de ficción y documental reestructurado tanto el reciente movimiento francés de los llamados Chalecos amarillos, como el mal equipado sistema sanitario público francés que se asfixió por el flujo de los heridos durante los violentos disturbios entre los chalecos y la policía. Una película muy humana y emotiva.

CANNES. México figura como coproductor en cinco películas diseminadas en varias secciones del festival. Y en tres de ellas -todas en competencia- su temática no tiene nada que ver con México. Ya tuvimos una primera y desagradable experiencia con Annette la muy regular película de inauguración.

Hoy nos tocó en la segunda sección competitiva -Un Certain Regard- la película La civil de temática enteramente nacional con la que hace su debut como realizadora la joven rumana Teodora Ana Mihai. Se trata de una producción belga en su mayoría, rodada en México, donde la única aportación financiera nacional corre a cargo de Michel Franco, quien aparece en los créditos como coproductor, ya que de acuerdo al productor belga Hans Everaert la cinta no logró ser financiada por Foprocine. Menos mal diría yo al salir de la sala Debussy al término del estreno de la película. Desde antes del estreno me preguntaba porque una directora rumana se metía a contar una historia mexicana inspirada en hechos reales.

Aquella de una madre quien emprende, al no hacerle caso las autoridades, la búsqueda de su joven hija llevada por un cártel en un pequeño municipio azotado por los narcos y la presencia de los militares que los persiguen.

Mi pregunta quedó sin respuesta, a no ser que la directora y coguionista encontró en Mexico la ocasión para hablar de la precariedad de la gente humilde y de la corrupción que es tanto o aún más endémica en su propio país…

Mi pregunta del porqué resulta aún mas válida si consideramos que temáticas análogas han sido tratadas con fuerza y éxito por cineastas nacionales. Habrán entendido ya que esto no es el caso de la joven rumana. El tratamiento directoral resulta muy plano mientras que a nivel de guion la cosa es aún más patética. La madre interpretada por Arcelia Ramírez intenta encontrar el paradero de su hija desplegando dones de detective apoyada por un ex militar que persigue a los narcos…Si ustedes saben de un caso similar en la vida real muy agradecido seré que me lo dejan saber.

Las situaciones faltas de coherencia y de credibilidad a nivel de guion se multiplican conforme la película llega hasta la final a tal punto que hasta logran debilitar la única quizá auténtica y verosímil escena del film, aquella donde la madre acepta que su hija ya está muerta. Arcelia Ramírez viajo a Cannes y fue presentada al público junto con la directora y el productor belga antes del inicio de la función. Hacen lo mejor que puede, pero hay que aceptar que no pueden mucho en medio de este descalabro donde una madre/James Bond se lanza con el apoyo de los milicos a la búsqueda de la hija desaparecida.

UNA CINTA DE ÉPOCA

Igual de apreciaciones negativas merecería la coproducción francesa Benedetta del holandés Paul Verhoeven, bien conocido por su exitosa carrera en los Estados Unidos (Robocop, Total Recall, Starship Troopers) y por su creencia en el poder avasallador y casi revolucionario del sexo (recuérdese su famoso Instintos básicos con Sharon Stone).

Este último es el motor principal de Benedetta, inspirada en hechos reales ocurridos en el siglo 17 en un convento de monjas en Toscana, Italia. La película se desarrolla alrededor de la relación lesbiana entre la madre superiora y una novicia en un contexto donde se combina la realidad con la devoción mística. El problema reside en que ninguna de estas vertientes está adecuadamente desarrollada, no parecen creíbles, no crean empatía para los personajes y finalmente debilitan el final donde los habitantes se rebelan contra la opresión del iglesia.

FICCIÓN Y DOCUMENTAL

Muy diferente y en cualidad también la segunda producción francesa en competencia, La fractura donde la experimentada Catherine Corsini trata con dinamismo y convicción a través de una bien equilibrada mezcla de ficción y documental reestructurado tanto el reciente movimiento francés de los llamados Chalecos amarillos, como el mal equipado sistema sanitario público francés que se asfixió por el flujo de los heridos durante los violentos disturbios entre los chalecos y la policía. Una película muy humana y emotiva.

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