/ lunes 14 de mayo de 2018

Filme iraní "Tres caras" destaca en Cannes; la francesa Hijas del Sol, insignificante

El filme Tres caras del director Jafar Panahi, tuvo un voto de optimismo en el festival de Cannes

Un día que empezó mal con una película francesa en competición no es lo mejor para uno quien desde los años 60 acude a este festival gastando interminables horas en las salas oscuras. Así que unas bocanadas matutinas de aire fresco frente al mar valen más que unas mediocres y/o de plano malas películas. Justamente lo que intentó el que escribe.

Menos mal que el segundo film en competición resultó interesante así que uno podría esperar, tomando en cuenta lo que hemos visto hasta ahora que iniciamos bajo buenos augurios esta última semana del certamen.

La segunda película francesa en competición, Las hijas del Sol para la que los medios franceses habían creado un clima de expectación, resultó de una platitud que roza con lo insignificante.

En este su primer largo la cineasta Eva Husson, basada en hechos reales, intenta ofrecer el retrato de un grupo de mujeres combatientes kurdas en el frente Isis-milicias kurdas a finales de 2014 en Irak de norte. Todo suena falso desde el mero principio, la realizadora gasta inútilmente tiempo narrativo en largos y a veces incomprensibles “flashbacks” de la vida de la jefa del grupo -nada creíble en su papel la actriz iraní Golshifteh Farahani (Paterson de Jim Jarmusch en 2016)- no sabe manejar las escenas de batalla y cae a veces en un sentimentalismo de la peor especie. Un desastre pues; sin duda, la peor película, hasta ahora, en competición.

Frente a esto Tres caras, del iraní Jafar Panahi, igualmente en competición trajo una bocanada de optimismo y de buena aura por su minimalismo, inmediatez y su genuino contacto con el contexto de su país. Si temáticamente la película no es sustancialmente diferente de las inmediatamente anteriores del director (Taxi Teherán, 2015, Cortina cerrada, 2013, Esta no es una película, 2011) rodadas en el país y con pocos medios desde que el régimen le impuso una severa condena que entre otros no le permite salir del país, el multipremiado Panahi, jefe de fila del cine iraní desde la muerte de Abbas Kiarostami, logra de nueva vez captar el carácter y la manera de vida de sus compatriotas,, en esta ocasión dentro de un contexto rural, a raíz de un viaje que él emprende por la provincia acompañando a una amiga-actriz. Panahi mismo aparece en el papel protagónico del realizador que acompaña a la actriz, mientras que la película se estrenó en su ausencia, ya que el régimen de Teherán no cedió a los intentos de Cannes y del secretario de Relaciones para que se permitiera acudir a Cannes, similar a lo que había ocurrido en el Festival de Berlín donde Taxi Teherán ganó el Oso de Oro en 2015.

El cine mexicano estuvo presente ayer a través de Los Cabos goes to Cannes, una función especial dentro del Mercado del Film, durante la cual el certamen bajacaliforniano presentó avances de unas cinco películas en proceso de post producción, entre las cuales destacó el primer largo de Kyzza Terrazas, Bayoneta. La flamante cúpula del certamen (la directora artística Maru Garzon y la directora ejecutiva Alejandra Paulin) estuvo a cargo de la presentación.

Dentro de lo presentado ayer en otras secciones del certamen y en funciones especiales del programa oficial anotaríamos el estreno de producciones latinoamericanas como lo fueron El gran circo místico, con la que el veterano maestro brasileño Carlos Diegues (Bye bye Brazil, 1980, Orfeu, 1999) regresa a Cannes y Muere monstruo muere, una película de género con la que el conocido guionista argentino Alejandro Fadel (La leonera, de Pablo Trapero, 2008) regresa también a Cannes donde en 2012 presentó su primera película Los salvajes, ganadora del gran premio en la Semana de la Crítica.

Esta primera semana del certamen incluyó una serie de homenajes a figuras desaparecidas del cine mundial, el gran director sueco Ingmar Bergman y el mítico Orson Welles con la presentación de sendos documentales relativos a sus películas y su vida, el recién desaparecido director checo Milos Forman (Hair, 1979, Amadeus, 1984, La gente contra Larry Flynd, 1999) mientras que el día se cerró con la proyección evento del certamen de este año, la copia restaurada y en70mm de 2001, la obra maestra del visionario realizador inglés Stanley Kubrick.

Un día que empezó mal con una película francesa en competición no es lo mejor para uno quien desde los años 60 acude a este festival gastando interminables horas en las salas oscuras. Así que unas bocanadas matutinas de aire fresco frente al mar valen más que unas mediocres y/o de plano malas películas. Justamente lo que intentó el que escribe.

Menos mal que el segundo film en competición resultó interesante así que uno podría esperar, tomando en cuenta lo que hemos visto hasta ahora que iniciamos bajo buenos augurios esta última semana del certamen.

La segunda película francesa en competición, Las hijas del Sol para la que los medios franceses habían creado un clima de expectación, resultó de una platitud que roza con lo insignificante.

En este su primer largo la cineasta Eva Husson, basada en hechos reales, intenta ofrecer el retrato de un grupo de mujeres combatientes kurdas en el frente Isis-milicias kurdas a finales de 2014 en Irak de norte. Todo suena falso desde el mero principio, la realizadora gasta inútilmente tiempo narrativo en largos y a veces incomprensibles “flashbacks” de la vida de la jefa del grupo -nada creíble en su papel la actriz iraní Golshifteh Farahani (Paterson de Jim Jarmusch en 2016)- no sabe manejar las escenas de batalla y cae a veces en un sentimentalismo de la peor especie. Un desastre pues; sin duda, la peor película, hasta ahora, en competición.

Frente a esto Tres caras, del iraní Jafar Panahi, igualmente en competición trajo una bocanada de optimismo y de buena aura por su minimalismo, inmediatez y su genuino contacto con el contexto de su país. Si temáticamente la película no es sustancialmente diferente de las inmediatamente anteriores del director (Taxi Teherán, 2015, Cortina cerrada, 2013, Esta no es una película, 2011) rodadas en el país y con pocos medios desde que el régimen le impuso una severa condena que entre otros no le permite salir del país, el multipremiado Panahi, jefe de fila del cine iraní desde la muerte de Abbas Kiarostami, logra de nueva vez captar el carácter y la manera de vida de sus compatriotas,, en esta ocasión dentro de un contexto rural, a raíz de un viaje que él emprende por la provincia acompañando a una amiga-actriz. Panahi mismo aparece en el papel protagónico del realizador que acompaña a la actriz, mientras que la película se estrenó en su ausencia, ya que el régimen de Teherán no cedió a los intentos de Cannes y del secretario de Relaciones para que se permitiera acudir a Cannes, similar a lo que había ocurrido en el Festival de Berlín donde Taxi Teherán ganó el Oso de Oro en 2015.

El cine mexicano estuvo presente ayer a través de Los Cabos goes to Cannes, una función especial dentro del Mercado del Film, durante la cual el certamen bajacaliforniano presentó avances de unas cinco películas en proceso de post producción, entre las cuales destacó el primer largo de Kyzza Terrazas, Bayoneta. La flamante cúpula del certamen (la directora artística Maru Garzon y la directora ejecutiva Alejandra Paulin) estuvo a cargo de la presentación.

Dentro de lo presentado ayer en otras secciones del certamen y en funciones especiales del programa oficial anotaríamos el estreno de producciones latinoamericanas como lo fueron El gran circo místico, con la que el veterano maestro brasileño Carlos Diegues (Bye bye Brazil, 1980, Orfeu, 1999) regresa a Cannes y Muere monstruo muere, una película de género con la que el conocido guionista argentino Alejandro Fadel (La leonera, de Pablo Trapero, 2008) regresa también a Cannes donde en 2012 presentó su primera película Los salvajes, ganadora del gran premio en la Semana de la Crítica.

Esta primera semana del certamen incluyó una serie de homenajes a figuras desaparecidas del cine mundial, el gran director sueco Ingmar Bergman y el mítico Orson Welles con la presentación de sendos documentales relativos a sus películas y su vida, el recién desaparecido director checo Milos Forman (Hair, 1979, Amadeus, 1984, La gente contra Larry Flynd, 1999) mientras que el día se cerró con la proyección evento del certamen de este año, la copia restaurada y en70mm de 2001, la obra maestra del visionario realizador inglés Stanley Kubrick.

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