Últimamente es posible que, en las noticias del país, de nuestro estado y de nuestro municipio hayamos visto, leído o escuchado a las autoridades mencionar que somos un país, un estado o un municipio seguro; afirman, como si eso arreglara el problema, que no tenemos presencia de cárteles, que el crimen organizado es local y no está bien organizado, que los muertos que aparecen nos los vienen a tirar y las personas que desaparecen, bueno, pues de ellas no hay respuesta, no se mencionan.
El INEGI presentó la cuadragésima tercera edición de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que proporciona estimaciones sobre la percepción de la seguridad pública en personas de 18 años y más; se enfoca en zonas urbanas debido a que la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (ENVIPE) indica que la mayor parte de los casos de violencia ocurre en las ciudades.
En Pachuca el 47.5% de la población se siente insegura en la ciudad y dicho estudio se aplicó en las siguientes colonias, que si bien no todas pertenecen a Pachuca forman parte de la zona conurbada, Carboneras, Santiago Jaltepec, Colinas de Plata, Los Tuzos, Campestre, Cipreses, Las Flores, Forjadores, Manuel Ávila Camacho, Paseos de las Reynas, Privadas Bosques del Venado, Rinconadas de San Francisco, San Fernando Chacón, Fraccionamiento el Saucillo y Unidad Minera 11 de Julio.
En cuanto en la confianza en las autoridades el 88.7% confía en la Marina, seguida por la fuerza aérea y el ejército, siendo la policía municipal en la que menos confían los ciudadanos; también, identifican a los baches como la mayor problemática de la ciudad, seguido por fugas de agua potable, alumbrado público insuficiente y embotellamientos frecuentes.
Si bien el nivel de criminalidad en Pachuca de Soto se considera moderado, cierto es que en los últimos 3 años aumentó la criminalidad y con mucha sorpresa quienes debieran ocuparse de ello aseveran que, vivimos en una ciudad segura, que los índices de criminalidad son prácticamente inexistentes, sin embargo, la realidad de los ciudadanos es que sufren asaltos, robos en sus casas, robo de vehículos, crecientes puntos de venta de droga, acceso a drogas en lugares de esparcimiento, alto grado de consumo de alcohol de dudosa procedencia entre menores de edad, falta de actividades culturales y recreativas, policías municipales y estatales expertos en la intimidación y las “mordidas”, en fin una ciudad que parece todo, menos segura.
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