Estimados lectores, quiero comenzar compartiendo un dato alarmante: según estudios recientes, cada semana, cada uno de nosotros consume la asombrosa cantidad de plástico equivalente a una tarjeta de crédito. Este dato revela la magnitud de nuestro impacto en el medio ambiente y nos incita a reflexionar sobre nuestro papel en la economía circular.
Agradezco a Grupo OEM y su equipo editorial por confiar en mí para presentar esta columna: "Si no es hoy, no habrá mañana". A través de ella, abordaré temas cruciales relacionados con el medio ambiente, la conservación y la sostenibilidad.
En esta primera entrega, me gustaría profundizar en la Economía Circular, una de las megatendencias más prometedoras en sostenibilidad. Este modelo no solo busca descarbonizar los procesos de producción, sino que también se erige como nuestra mejor defensa contra un futuro donde los recursos naturales sean escasos.
Con proyecciones que indican que para 2050 seremos un tercio más de habitantes en el planeta, resulta evidente que, de continuar con nuestra actual senda de consumismo, en 25 años enfrentaremos una grave crisis de recursos. En este contexto, la Economía Circular se presenta como el antídoto que necesitamos.
Los datos que evidencian el agotamiento del modelo tradicional son contundentes: el 90% de lo que producimos anualmente termina en la basura, el 80% de los impactos ambientales se pueden reducir desde la fase de diseño, el 40% de los plásticos se utilizan solo una vez y, alarmantemente, desperdiciamos una quinta parte de los alimentos disponibles.
Desde que el plástico fue creado en los años 50, hemos permitido que este material se convierta en un enemigo silencioso, fragmentándose en micro y nano plásticos. De acuerdo con Manuel Maqueda, profesor de Economía Circular en Harvard, cada persona ingiere, respira y consume entre 3 y 5 gramos de nano plástico a la semana, lo que equivale a una tarjeta de crédito.
Es fundamental comprender que la Economía Circular no es solo responsabilidad del gobierno o de las empresas; requiere un cambio en nuestros hábitos de consumo. Desde acciones cotidianas como reducir, reutilizar y reparar, hasta optar por productos con una mayor vida útil, cada pequeño gesto cuenta. En Hidalgo, debemos fomentar la Economía Circular para enfrentar los desafíos de 2030 y 2050.
Debemos actuar ahora, porque si no es hoy, no habrá mañana.