Desde el inicio del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha optado por implementar un sistema de salud eficiente, se reconocieron los errores cometidos en la puesta en marcha del Seguro Popular, que si bien, garantizaba el acceso universal del derecho a la salud para millones de mexicanos y mexicanas, contenía una serie de contrataciones de empresas en la proveduría de medicamentos e insumos que se convirtieron en un caldo de cultivo para la corrupcion e ineficiencia.
Con la implementación del INSABI y ahora del IMSS-Bienestar se pretenden enmendar esos errores pero, en nuestro estado, lamentablemente perduran esas prácticas que mucho dañaron al Seguro Popular, por ejemplo: En el Hospital General de Pachuca, donde cientos de miles de Hidalguenses que no contamos con seguridad social, hemos necesitado de sus servicios, el nuevo esquema es casi imperceptible, excepto por el buen trato del personal médico, de enfermería y administrativo, a diferencia del maltrato, insensibilidad y poco empatía de quienes atienden la farmacia y el almacén y es que, para una familia promedio en el estado, que llega al servicio de urgencias, estos dos departamentos se vuelven esenciales.
Primero, porque al ingresar, obviamente se debe surtir una larga receta para iniciar el tratamiento del paciente y una vez concluida la burocracia para llegar a farmacia, regularmente le subrayan una gran cantidad de medicamentos, los cuales o debe comprar o deberán ser surtidos por el almacén; el asunto se complica ahí, pues regularmente, las personas que atienden ese espacio no se encuentran o está cerrado, y ni se diga si su emergencia se da fuera del horario laboral, ni intentarlo, pues abren a partir de las 8:30 am, si bien le va.
Segundo, porque si su familiar o paciente requiere cirugía deberá usted conseguir hasta los guantes, y cuando le piden los medicamentos, entre ellos, la anestesia, le dirán en farmacia que no la tienen, entonces la única opción qué tiene es salir a un largo peregrinar por las farmacias circunvecinas a comprar una serie de medicamentos que, recordemos, solo es para la canalización e inicio de tratamiento de su paciente en urgencias donde dependiendo de la gravedad del mismo, es la cantidad que deberá desembolsar, en promedio de 1300 a 2500 pesos.
Imagine ahora, que la emergencia lo tomó desprevenido, o que salió sin el dinero suficiente o que, como la mayoría de Hidalguenses, no le es posible tener ese ahorro de emergencias; en el área de farmacia le dirán o que tiene que comprarlo o que vaya al DIF a tramitar una ayuda, lo que requiere salir del hospital y trasladarse a otro sitio y comenzar de nuevo un largo trámite burocrático. No olvidemos qué mientras tanto su paciente sigue esperando en urgencias que llegue con los materiales y medicamentos para ser atendido.
Una vez que logra sortear todo eso, y su paciente es trasladado a piso, cada día, con cada receta, se repite ese peregrinar; empleados insensibles que sin mirarlo de frente le dicen tiene que comprarlo como si se tratarán de cacahuates, incapaces de ser empáticos con un familiar cansado, preocupado, gastado e ignorante de los largos trámites burocráticos que debe enfrentar.
Esa es la realidad del Sistema de salud en nuestro estado, o cuando menos, el que deberá afrontar en el Hospital General de Pachuca, no pedimos mucho, solo que sean empáticos y que los errores del Seguro Popular no los cometan con IMSS-Bienestar.
Desde el Observatorio Ciudadano de Gobierno, Democracia y Legalidad del Estado de Hidalgo A.C., nos pronunciamos a favor de la eficiencia, la empatía y el acceso a la salud para todas y todos los hidalguenses.