/ miércoles 6 de noviembre de 2024

La incertidumbre del próximo gobierno estadounidense

Hoy ya contamos con el resultado de las elecciones para Presidente de los Estados Unidos de América luego de un proceso electoral marcado por la novedad en muchos frentes, ya que se llevaron a cabo acciones inéditas como el cambio de candidata por parte del partido demócrata, las constantes acusaciones, juicios y veredictos en contra del candidato republicano y debates en donde las propuestas brillaban por su ausencia para dar lugar a descalificaciones y conversaciones sin mucho sentido respecto del rumbo que debía tomar un país que sigue siendo de los más poderosos del planeta. Pero más allá de los resultados la incertidumbre se mantiene para saber cuál será la relación de nuestro país con quien quiera que gane las elecciones.

Gran parte de los análisis que se realizan en nuestro país concluyen con la pregunta tendiente a saber con quién de las dos opciones México se vería más beneficiado. En teoría, la respuesta sería sencilla basada en los discursos que cada uno de los candidatos ha esgrimido, sin embargo, cuando se trata con seriedad y se aíslan algunas situaciones propias de una campaña, se puede entender que las y los mexicanos no viviremos en un edén.

La postura de Donald Trump ha quedado muy clara cuando señala que endurecerá las políticas migratorias en contra de nuestro país exigiéndole, incluso, que aporte recursos de todo tipo para combatir la migración ilegal, además de propiciar una guerra frontal contra el crimen organizado de nuestro país como causante del aumento del consumo de drogas en nuestro vecino del norte.

De hecho, de ese tema se deriva la grave amenaza del aumento de aranceles para nuestro país atendiendo a que, de no resolver el problema de violencia y tráfico ilícito de drogas, entonces la sanción será económica dentro del marco de las operaciones comerciales, las cuales se extenderán por la llegada masiva de la industria china a nuestro país, lo que ha generado un severo daño a las grandes corporaciones estadounidenses.

Pero ese discurso violento en contra de México, no dista mucho en sus fines con la postura de Kamala Harris, quien también ha demostrado en varias ocasiones su inconformidad con políticas públicas implementadas por nuestro país desestimando el acuerdo comercial y, casi casi, pidiendo que se piense en más de una ocasión para mantener un acuerdo que poco beneficia a EUA y mucho ayuda a un país como el nuestro.

No podemos olvidar que la actual Vicepresidenta, cuando fue legisladora, votó en contra del Tratado México - Estados Unidos de América – Canadá, por estimar que México no estaba tomando medidas suficientes en materia ambiental, lo cual sería una carga sólo para su país, por lo que se debería endurecer el acuerdo buscando, incluso, otras alternativas comerciales dada la desigualdad de condiciones.

En ese escenario las declaraciones de la Presidenta de la República tranquilizan y tienen sentido cuando señala que lo dicho en campañas debe tomarse con mesura y que la relación comercial de ambos países no se verá afectada llegue quien llegue al ponderarse los acuerdos y no los dichos. Lamentablemente los mercados no han reaccionado de esa forma y basta una tendencia para disparar especulaciones nada favorables.

Esta vez no se trata sólo del resultado electoral, sino de los primeros meses y la forma de gobierno que se implementa de tal manera que sepamos la suerte que correrá el pueblo de México.


Hoy ya contamos con el resultado de las elecciones para Presidente de los Estados Unidos de América luego de un proceso electoral marcado por la novedad en muchos frentes, ya que se llevaron a cabo acciones inéditas como el cambio de candidata por parte del partido demócrata, las constantes acusaciones, juicios y veredictos en contra del candidato republicano y debates en donde las propuestas brillaban por su ausencia para dar lugar a descalificaciones y conversaciones sin mucho sentido respecto del rumbo que debía tomar un país que sigue siendo de los más poderosos del planeta. Pero más allá de los resultados la incertidumbre se mantiene para saber cuál será la relación de nuestro país con quien quiera que gane las elecciones.

Gran parte de los análisis que se realizan en nuestro país concluyen con la pregunta tendiente a saber con quién de las dos opciones México se vería más beneficiado. En teoría, la respuesta sería sencilla basada en los discursos que cada uno de los candidatos ha esgrimido, sin embargo, cuando se trata con seriedad y se aíslan algunas situaciones propias de una campaña, se puede entender que las y los mexicanos no viviremos en un edén.

La postura de Donald Trump ha quedado muy clara cuando señala que endurecerá las políticas migratorias en contra de nuestro país exigiéndole, incluso, que aporte recursos de todo tipo para combatir la migración ilegal, además de propiciar una guerra frontal contra el crimen organizado de nuestro país como causante del aumento del consumo de drogas en nuestro vecino del norte.

De hecho, de ese tema se deriva la grave amenaza del aumento de aranceles para nuestro país atendiendo a que, de no resolver el problema de violencia y tráfico ilícito de drogas, entonces la sanción será económica dentro del marco de las operaciones comerciales, las cuales se extenderán por la llegada masiva de la industria china a nuestro país, lo que ha generado un severo daño a las grandes corporaciones estadounidenses.

Pero ese discurso violento en contra de México, no dista mucho en sus fines con la postura de Kamala Harris, quien también ha demostrado en varias ocasiones su inconformidad con políticas públicas implementadas por nuestro país desestimando el acuerdo comercial y, casi casi, pidiendo que se piense en más de una ocasión para mantener un acuerdo que poco beneficia a EUA y mucho ayuda a un país como el nuestro.

No podemos olvidar que la actual Vicepresidenta, cuando fue legisladora, votó en contra del Tratado México - Estados Unidos de América – Canadá, por estimar que México no estaba tomando medidas suficientes en materia ambiental, lo cual sería una carga sólo para su país, por lo que se debería endurecer el acuerdo buscando, incluso, otras alternativas comerciales dada la desigualdad de condiciones.

En ese escenario las declaraciones de la Presidenta de la República tranquilizan y tienen sentido cuando señala que lo dicho en campañas debe tomarse con mesura y que la relación comercial de ambos países no se verá afectada llegue quien llegue al ponderarse los acuerdos y no los dichos. Lamentablemente los mercados no han reaccionado de esa forma y basta una tendencia para disparar especulaciones nada favorables.

Esta vez no se trata sólo del resultado electoral, sino de los primeros meses y la forma de gobierno que se implementa de tal manera que sepamos la suerte que correrá el pueblo de México.