Tiene muchos años que el peso no registraba una caída tan pronunciada como en los últimos meses en los que la incertidumbre ataja a miles de inversionistas que veían a México como un país seguro para colocar sus divisas y poner sus empresas debido a las condiciones de estabilidad y potencial de crecimiento respecto de otros sitios, máxime la cercanía con Estados Unidos de América lo cual resulta paradójico, ya que la puntilla del aumento del costo del dólar tiene mucho que ver con lo que está pasando con su vecino en materia electoral, en el que los números se mantienen cerrados pero empiezan a salir versiones de encuestas que ponen al candidato republicano por encima de la demócrata, lo cual se percibe como una desventaja para nuestro país ante la ola de ataques del ex Presidente Trump.
El tema de la estabilidad económica y, particularmente, lo que tiene que ver con la moneda mexicana tiene muchos factores que intervienen para su mejoría o para su depreciación, es por ello que no bastan explicaciones simplistas que descansen sólo en cuestiones de una declaración o de una política pública, sino que todos esos elementos se van complementando como en una licuadora para darnos el resultado que hoy tenemos.
Hace mucho tiempo que no veíamos el dólar por encima de los veinte pesos y, lo peor, es que parece que esa escalada de aumento en el precio del dólar no se ve que se detenga pronto debido a lo que sucede en el mundo y, sobre todo, por lo que está aconteciendo en nuestro país y en territorio estadounidense.
Es un hecho que la reforma al Poder Judicial ha generado temor en los inversionistas ante lo que alegan puede convertirse en falta de seguridad jurídica, vulneración del principio de legalidad y, por lo tanto, un golpe certero al Estado de Derecho en un régimen democrático. Como sabemos, buena parte del mercado funciona más con predicciones que con certezas por lo que, aún sin saber las consecuencias de la reforma, los análisis, unos más alarmistas que otros, ponen en alerta a quienes mueven su dinero en el país.
En el otro lado, tenemos una campaña electoral en los EUA y sabemos perfectamente lo que sucede en esos casos. Las estridencias innecesarias para la administración pública, pero muy útiles para polarizar y ganar adeptos en el río revuelto, son el caldo de cultivo perfecto para conseguir votos y, al mismo tiempo, para poner a temblar a los mercados que tienen que ver con los países objeto de los ataques y los discursos incendiarios.
Los mítines del candidato republicano se centran, en buena medida, en temas de migración y la enorme responsabilidad que se le atribuye al Estado mexicano y, no sólo eso, sino que ahora se mantiene en el imaginario que nuestro país, al recibir mucha industria proveniente de China, está compitiendo de forma desleal con los estadounidenses, de tal manera que se aplauda un cierre de fronteras real o virtualmente con el aumento de aranceles.
La estabilidad económica de la que gozaba nuestro país se está desmoronando en los últimos meses del año pero los primeros de una nueva administración que le va a tocar cargar con inversionistas lastimados y una confianza económica endeble. Si bien son muchos factores los que intervienen, es momento que el equipo económico trabaje en un plan para paliar lo que se viene.