De los creadores de Juanito, el célebre personaje interpretado por Rafael Acosta, por el cual el entonces presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, diseñó y publicitó el engaño de ponerlo de delegado en Iztapalapa, para que renunciara a los pocos días en favor de Clara Brugada, ahora en Morena CdMx repitieron la trampa, para hacerse, a la mala, de la mayoría calificada del próximo Congreso capitalino.
Poco antes de la repartición de diputados plurinominales en el Congreso de la Ciudad de México, siete diputados ganadores de Morena súbitamente cambiaron de partido y se declararon del PT y del PVEM. Así consiguieron que Morena sólo contara con 15 triunfos de mayoría, en lugar de los 22 originales, de tal forma que aumentara el número de curules entregadas al partido oficial. Al final, entre Morena y sus partidos apéndice suman 43 diputados, cinco más de los que habían obtenido originalmente.
De manera sorpresiva, el Instituto Electoral de la Ciudad de México, en votación dividida, vergonzosamente avaló la maniobra, misma que ha sido impugnada ante el Tribunal Electoral capitalino, sin que hasta ahora se haya emitido alguna resolución, ni siquiera de primera instancia, y el tiempo sigue corriendo.
Seguramente dentro de Morena hay quien mire con satisfacción su obra de ingeniería electoral, la cual puede volverse legal si se cuenta con el apoyo partidista de los comisionados y magistrados electorales.
Sin embargo, la burla a la voluntad ciudadana ahí queda y sienta un negro precedente de lo que será el regreso de un partido de Estado sin contrapesos y sin escrúpulos, como lo fue el PRI.
Eso fue algo contra lo que luchamos más de 30 años, incluido un INE separado del gobierno, donde el secretario de Gobernación no fuera el que tuviera que salir a dar cifras electorales; con organismos autónomos de rendición de cuentas, como el INAI, de necesaria raíz ciudadana; con un Poder Judicial autónomo del Poder Ejecutivo; una CNDH atenta a los abusos de los miembros del Estado contra los ciudadanos, etcétera.
Todo eso es lo que está en riesgo si regresamos el reloj 30 años en la historia, porque entonces tendremos que empezar de cero, y a defendernos de chicanadas como ésta de la CdMx, porque después serán a nivel federal.
Jorge Zepeda, uno de los periodistas más respetados por la 4T, porque es un partidario de buena fe de la transformación a la que ha convocado el presidente López Obrador, y al que por lo mismo no se le puede acusar de conservador y anti-pueblo, escribió recientemente sobre el episodio del Congreso de la CdMx:
“Y justamente eso es lo que acaba de hacer Morena en la capital. Un enorme abuso, inédito incluso en el oscuro historial de las turbias prácticas legislativas.(…) El Consejo General del Instituto Electoral de la Ciudad de México, dominado por consejeros favorables a la 4T, hay que decirlo, aprobó la medida. Un recurso avieso y oportunista que ni siquiera el PRI había intentado. Quizá no sea ilegal, gracias a que la ley electoral no contempló la posibilidad de este abuso, pero evidentemente es inmoral, no solo por tratarse de una táctica que perjudica a las minorías (pierden cinco curules), también contra el votante, que sufragó por un partido, pero el diputado elegido terminará vistiendo la casaca de otro. El caso seguramente será apelado en otras instancias. Pero al margen del resultado final, lo que muestra es la enorme distancia que aún existe entre los operadores políticos y la conciencia ética de un movimiento que pretende la renovación del país.”
Así de contundente. Así de claro.
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