Pocas veces nos ponemos a reflexionar sobre la cantidad de agua que tenemos en el mundo. Según Abramovitz, Janet, (Aguas amenazadas, futuro empobrecido: el declive de los ecosistemas de agua dulce, Bilbao, Bakeaz), en el mundo la cantidad de agua que hay en nuestro planeta es la misma cantidad que había hace 3,000 millones de años y que de ese total de agua al día de hoy el 97.5% es agua salada y solo el 2.5% restante es dulce.
De este último porcentaje, el 70% está congelada en glaciares y capas de nieve permanentes, el 29.4% en el subsuelo, el 0.35% en lagos y pantanos y solo el 0.01 en ríos y corrientes. Sí, el 0.01% en ríos y corrientes, lo que no lleva a pensar que no es tanta el agua y mucho menos es lo que nos imaginábamos.
Ante este panamora debemos reflexionar sobre los grandes retos que existen para cuidar el agua de nuestros ríos, arroyos y presas. Sociedad y gobierno debemos buscar soluciones urgentes para enfrentar los retos y problemas que día a día aumentan.
Entre esos grandes desafíos que vivimos en México e Hidalgo encontramos la sobreexplotación de ríos, la contaminación y otras formas de degradación de nuestros recursos hídricos, pero el que se considera el mayor problema por parte de científicos y expertos en la materia, se refiere a la idea de que esa agua de ríos y arroyos son fuente inagotable y que puede usarse de manera indiscriminada para facilitar procesos industriales, generar electricidad o abastecer ciudades (Cosgrove, W. J. y F. R. Rijsberman, World water visión: Making water everybody’s business, Londres, Earth- scan, 2000).
Cuando nos referimos sobre la problemática en Hidalgo, es necesario focalizarnos en atender el problema de la contaminación de los ríos de la Sierra Huasteca que ha incrementado, a diferencia del Estado de San Luis Potosí cuyos ríos estaban experimentando el mismo fenómeno y decidieron tomar medidas modificando estrategias que promovieron el uso de plantas tratadoras de agua.
Hidalgo debe abordar lo más pronto posible el problema de contaminación que están generando empresas al no contar con una planta tratadora de agua, porque desechan directamente sus residuos en los ríos de la Huasteca hidalguense.
Una solución pragmática y que tiene sustento científico es fortalecer las plantas de tratamiento de aguas residuales para eliminar contaminantes químicos, biológicos y físicos. Todo para permitir que se vuelva a utilizar el líquido o poder regresarla a los ríos y mares sin que contamine el ecosistema a su alrededor.
Legislar el uso de plantas tratadoras de agua en cada empresa que tenga intención de establecerse en la zona, debería ser requisito forzoso para evitar la mala práctica de derramar residuos tóxicos y frenar con ello la contaminación de los ríos.
Es conveniente buscar alternativas sostenibles de captación y distribución de agua potable en las zonas con menor cobertura para asegurar la dotación, equilibrio hídrico y brindar seguridad a nuestras fuentes de agua, no solo en la Huasteca, sino en todo el estado de Hidalgo, en nuestras presas como la de Zimpán, Endhó, Requena, Javier Rojo Gómez, Tejocotal -Francisco I. Madero, Metepec Vicente Aguirre -Debodhé -Omiltepec; así también cuidar a nuestras lagunas como la de Metztitlán -Tecocomulco, Moctezuma -Amajac -Grande-Tulancingo -Tula y muchas más (fuente INEGI).
Si trabajamos en conjunto: sociedad y gobierno, empresas y comunidades, podemos entre todos, construir un Estado que proteja el derecho humano al agua y con ello asegurar que nuestros ríos, arroyos y presas tengan el agua que necesitan las familias de en cada región para desarrollarse en un entorno sustentable, a partir de ello asegurar la supervivencia de la propia especie humana, de los animales y vegetales que conforman el ecosistema en la Huasteca y en armonía con nuestro planeta.
Es un gusto retomar esta columna (suspendida temporalmente por la veda electoral) y poder seguir en comunicación con la sociedad hidalguense. Me gustaría conocer su opinión sobre este artículo a través de mi correo electrónico enlace.ifs@gmail.com para mantener una comunicación directa conmigo. Gracias por leerme.