En todas las ciudades del mundo católico y cristiano, se requiere la construcción de nuevos templos para atender el incremento de las necesidades de la grey. En nuestra misma entidad, hay un constante avance en la construcción de templos, ya que cada lugar o colonia las gentes se organizan para construir un templo que sea el centro religioso de la comunidad. Pero hay que atender ciertas normas para este fin. Los arquitectos de la iglesia católica han establecido ciertas premisas que en forma breve, trataremos de plantear a ustedes.
Todas las iglesias cristianas están orientadas, es decir, su cabecera, se dirige al este, hacia el lado del sol naciente. Este uso se generaliza a partir del siglo IV. .
Hay que añadir que el Oriente es, al mismo tiempo que la fuente de la luz, la dirección de Jerusalén, la ciudad santa donde murió Jesús.
Como se ha observado con gran ingenio, esta necesidad simbólica de la orientación llevó a la arquitectura cristiana a la adopción de la planta basilical, en longitud, frente a la forma circular o semicircular del anfiteatro o del teatro que hubiera sido mucho más racional , ya que habría permitido a todos los asistentes, sentados en las gradas, ver las ceremonias litúrgicas y escuchar la palabra del celebrante o del predicador. Se descartó porque un hemiciclo o una rotonda se prestaría menos a canalizar las plegarias de los creyentes en la dirección del sol naciente y de la Ciudad Santa.
Al igual que el acceso a las iglesias, la sala capitular de los claustros está también orientada hacia el este.
A Dios los cristianos lo consideran universal y omnipresente; piensan que sus plegarias llegarán igualmente bien a su destino. Pero, aunque había perdido desde hacía varios siglos su razón de ser, la orientación de los lugares de culto en una regla que la Iglesia no abolió y a la que se sacrificaba la estética medieval: de ahí, por ejemplo, que en Colonia todas las iglesias, en lugar de mirar hacia el Rin, le dan la espalda.
Si el Oriente es el símbolo del Paraíso, el Oeste, por donde el sol se oculta, es considerando, por el contrario, como el reino del Anticristo, de las tinieblas y de la muerte; por eso el muro de la fachada occidental se reserva para la representación del Juicio Final.
El Norte y el Sur tienen significaciones análogas. El Norte, que es la región de la oscuridad y de las escarchas, está dedicado al anticristo. El Mediodía, de donde vienen la luz y el calor, evoca, por el contrario, la idea del Cristo Salvador, del reino de la Gracia.
Hay muchas más consideraciones y elementos de los templos que no se pueden tratar en un artículo de dimensiones limitadas, pero lo que sí queremos dejar claro es que el diseño y la construcción de las iglesias debe ser realizado por un conocedor y profesional y no entregar esta gran responsabilidad a un neófito o improvisado.