/ jueves 21 de octubre de 2021

Cadena de crisis

Citando a la enciclopedia virtual de economía “Una cadena de suministro es el conjunto de actividades, instalaciones y medios de distribución necesarios para llevar a cabo el proceso de venta de un producto en su totalidad. Esto es, desde la búsqueda de materias primas, transformación, fabricación, distribución y entrega al consumidor final”.

En un mundo globalizado la cadena de suministros se hace eficiente al encontrar las materias primas en un país y luego la mano de obra calificada en otro, por supuesto la entrega al consumidor final puede ser también mundial.

Ahora bien, los objetivos de la cadena de suministro son siempre satisfacer al consumidor, a través de la entrega de los bienes y servicios a tiempo y también evitar las pérdidas o mermas innecesarias, y claro, va de la mano del libre mercado.

Por lo anterior la “Crisis de la cadena de suministro” ha ocupado los titulares de los medios de comunicación, pues la escasez de productos y la inflación son en algunos sectores insostenibles y en otros apenas llevadero.

La crisis se debe principalmente a las restricciones por medidas contra el COVID, que los propios gobiernos han impuesto, y hay que decirlo, muchas veces innecesarias, a esto se suma el costo de los bienes de China con la tasa más alta registrada, igualmente se suma los altos costos de la energía por el impuesto verde y por la limitación del gas natural.

En conclusión, no es la iniciativa privada el problema, que dicho sea de paso es increíble que se han mantenido a flote, los grandes causantes de esta crisis es la burocracia, es la restricción y los impuestos que los Gobiernos han implementado torpemente en la pandemia y que lejos están de disminuir o repensar estratégicamente.

Otro elemento es la inflación: se generó una demanda artificial por un mayor circulante de dinero debido a los bancos centrales y medidas como la de Joe Biden que le dio miles de dólares a las familias de manera directa con su plan de “rescate económico”, el cual es muy popular pero que no consideró una regla básica de economía pues la demanda supera a la oferta y los precios suben.

Como cereza del pastel el gasto público no tiene límites, de hecho, tan no tiene límites que el Fondo Monetario Internacional ha abierto las posibilidades de endeudamiento a los países para adquirir vacunas y para tener mayor liquidez.

De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, la economía global se contrajo un 3,59% durante 2020 como consecuencia de las restricciones, ahora no solo las pequeñas y medianas empresas quiebran por la dificultad de mantener la producción, las grandes también han anunciado bajas.


Como población y consumidores finales veremos en esta temporada navideña una disminución de productos y un aumento de costos, pero ahora sabrá que es culpa de los gobiernos nacionales que siguieron ciegamente ordenes de las organizaciones mundiales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial y que éstas últimas no son ni por lejos más eficientes, bueno, lo único en que si son eficientes es en proponer deuda.

Citando a la enciclopedia virtual de economía “Una cadena de suministro es el conjunto de actividades, instalaciones y medios de distribución necesarios para llevar a cabo el proceso de venta de un producto en su totalidad. Esto es, desde la búsqueda de materias primas, transformación, fabricación, distribución y entrega al consumidor final”.

En un mundo globalizado la cadena de suministros se hace eficiente al encontrar las materias primas en un país y luego la mano de obra calificada en otro, por supuesto la entrega al consumidor final puede ser también mundial.

Ahora bien, los objetivos de la cadena de suministro son siempre satisfacer al consumidor, a través de la entrega de los bienes y servicios a tiempo y también evitar las pérdidas o mermas innecesarias, y claro, va de la mano del libre mercado.

Por lo anterior la “Crisis de la cadena de suministro” ha ocupado los titulares de los medios de comunicación, pues la escasez de productos y la inflación son en algunos sectores insostenibles y en otros apenas llevadero.

La crisis se debe principalmente a las restricciones por medidas contra el COVID, que los propios gobiernos han impuesto, y hay que decirlo, muchas veces innecesarias, a esto se suma el costo de los bienes de China con la tasa más alta registrada, igualmente se suma los altos costos de la energía por el impuesto verde y por la limitación del gas natural.

En conclusión, no es la iniciativa privada el problema, que dicho sea de paso es increíble que se han mantenido a flote, los grandes causantes de esta crisis es la burocracia, es la restricción y los impuestos que los Gobiernos han implementado torpemente en la pandemia y que lejos están de disminuir o repensar estratégicamente.

Otro elemento es la inflación: se generó una demanda artificial por un mayor circulante de dinero debido a los bancos centrales y medidas como la de Joe Biden que le dio miles de dólares a las familias de manera directa con su plan de “rescate económico”, el cual es muy popular pero que no consideró una regla básica de economía pues la demanda supera a la oferta y los precios suben.

Como cereza del pastel el gasto público no tiene límites, de hecho, tan no tiene límites que el Fondo Monetario Internacional ha abierto las posibilidades de endeudamiento a los países para adquirir vacunas y para tener mayor liquidez.

De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, la economía global se contrajo un 3,59% durante 2020 como consecuencia de las restricciones, ahora no solo las pequeñas y medianas empresas quiebran por la dificultad de mantener la producción, las grandes también han anunciado bajas.


Como población y consumidores finales veremos en esta temporada navideña una disminución de productos y un aumento de costos, pero ahora sabrá que es culpa de los gobiernos nacionales que siguieron ciegamente ordenes de las organizaciones mundiales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial y que éstas últimas no son ni por lejos más eficientes, bueno, lo único en que si son eficientes es en proponer deuda.